Que Brandon Sanderson es un autor original nadie lo duda, que sea, además, uno de esos nombres que te encuentras en la sopa en cualquier conversación sobre fantasía épica, es inevitable. Y esto se debe a su prolífica labor atacando la fantasía desde bajo las más diversas perspectivas, pero siempre siguiendo un orden, unas ideas de lógica interna que junto con su maestría a la hora de crear tramas y desarrollar personajes le han catapultado a la fama.
Conozco a Sanderson desde que leí Elantris, una de las novelas que he recomendado más en los últimos años. Pero curiosamente, dejando de lado las dos novelas cortas que recogió en un solo volumen Nova (Legión y El alma del emperador), aún no me había vuelto a poner con él. Y ya era hora: su próxima participación en noviembre al Eurocon de Barcelona ha hecho que sus obras se reediten de forma continuada en los meses precedentes a dicha convención.
El aliento de los dioses es otra novela de fantasía épica que destaca especialmente por su originalidad a la hora de tratar la magia de su mundo. Y sí, vale la pena incidir en este aspecto pues la magia es uno de los elementos que Sanderson domina mejor. Pero como decía antes, el autor sabe dar vida a varios personajes de forma increíble y también sabe dotar a la trama argumental de un interés especial a pesar de poseer más de 700 páginas. El aliento de los dioses casi diría que es marca de la casa Sanderson: Misterio, intriga, relativamente poca acción y personajes que interactúan desde escenarios diferentes y a través de los cuales descubrimos cómo funciona su mundo de forma acompasada y siempre con giros argumentales inesperados .
Hallandren y Idris son dos reinos enfrentados ... aunque sea sólo de palabra. El segundo fue fundado por los reyes que huyeron de la Multiguerra, regentes que tenían su linaje al mismo Hallandren por lo que los habitantes del pequeño reino de las montañas de Idris, se les considera rebeldes. Cada territorio tiene su propia religión: Idris adora a un dios, digamos típico: En este caso, Austre, una divinidad que nunca nadie ha visto pero en la que se venera con la simpleza y la falta de ostentación usando colores pálidos o directamente blancos y negros. En cambio Halladren y especialmente su capital T'telir tienen costumbres completamente diferentes: Para empezar sus dioses son visibles y palpables. Se trata de personas retornadas, que han vuelto a la vida después de que murieran realizando una hazaña heroica y ahora viven confinados en la Corte de los dioses, una serie de palacios situados dentro de la misma ciudad. Estos, además, rinden cuentas a Susebron el rey-dios, el cual tiene un poder inconmensurable al contener miles de alientos.
El aliento que cada persona posee - equiparable al alma- puede transmitirse a otras personas y sirve también para alimentar a los dioses. Con este aliento se puede extraer magia de los colores (por eso los hallandresos utilizan tonos vivos en su forma de vestir) con objetivo de despertar, dar vida, a objetos inertes pero que habían contenido vida en el pasado - cuerdas, telas etc-. Magia pura pero sólo al alcance de los que posean más alientos. Cuantos más alientos tiene una persona más poderosa se vuelve y percibe la vida de forma más sutil, más elegante, más intensa.
Los dioses de Hallandren son quienes más alientos poseen pero paradójicamente sus sacerdotes no les permiten salir de sus palacios. Tienen una vida contemplativa en la que no le falta de nada excepto la libertad y obligaciones escasas: interpretar mensajes a través del arte, escuchar peticiones de los mortales y quizás en un futuro sacrificarse por una causa que consideran justa. Tienen la máxima devoción de su pueblo ... ¿pero viven felices?
Sanderson nos plantea pues un escenario de guerra fría entre Idris y Hallandren y los misterios que rodean el aliento de los dioses y principalmente del rey-dios Susabron a través de la mirada de tres personajes diferentes: El primero de todos ellos es Siri, la joven princesa enviada desde Idris a casarse con el rey-dios como parte del trato a que llegaron hace veinte años las dos naciones tras la Multiguerra. Siri es alocada, vital y poco dada a hacer lo que le dicen. Recuerda a la princesa Sarene que conocimos a Elantris, una persona independiente que le ha toca hacer un papel que no desea y que intentará adaptarse hasta un límite al compromiso de desposarse con un dios. Por otro lado tenemos a su hermana mayor Vivenna, la cual ha sido educada para convertirse en Jefe de estado y también la futura esposa de Susebrón el dios-rey, pero a que última hora fue relegada a quedarse en Idris para ayudar así mejor su pueblo. Y el que para mí es el mejor personaje de la novela es Sondeluz, un dios de Hallendren, apodado el audaz, que hace pocos años revivió y que no recuerda nada de su pasado - como todos los dioses-. Su carácter paródico, divertido pero también curioso es uno de los mejores aciertos de Sanderson para esta novela. Sondeluz no se siente un dios y pregunta continuamente porqué la gente lo venera si no ha hecho nada por ellos. Desconfía y maltrata verbalmente a los otros dioses del panteón y plantea preguntas a su fiel sacerdote que éste no siempre sabe responder.
La llegada de la joven princesa para casarse con el rey-dios precipitará los acontecimientos que parece estaban a punto de estallar: un guerra entre naciones, pero también un trastorno teológico entre las creencias de las propias divinidades propiciadas en parte por los razonamientos de Sondeluz. El aliento de los dioses es muchas cosas: una trama épica al servicio de la reflexión y del sentido de la maravilla pues por un lado proporciona argumentos convincentes del porqué una religión puede ser mejor o peor que otra según los puntos de vista de las dos naciones. Un punto importante que nunca había visto anteriormente es como un dios puede tener dudas de si mismo. Es una manera de enfocar las dudas teológicas de forma magistral. Pero también, como decía el sentido de la maravilla que despierta la magia de los alientos ... sus estrictas normas pero también la poca información de que dispone la humanidad sobre su uso.
Una trama, pues, compleja, muy trabajada, intrigante y bien llevada. Y salpicada de conflictos nacionales, aventuras urbanas, seres sin vida resucitados y con personajes secundarios que valen un imperio. El aliento de los dioses es una grandísima novela, tal vez sólo lacrada por una extensión un poco desmesurada que si bien la novela nunca aburre - cada capítulo encontramos información que nos interesa y que nos anima a seguir adelante- quizás con 100 o 150 páginas menos también hubiera podido cumplir a la perfección.
No os la perdáis. Se trata de una novela independiente que si bien se encuentra inmersa dentro del universo Cosmere que el autor va creando de forma gradual, se puede leer independientemente de cualquier otra. El aliento de los dioses es un buen ejemplo de originalidad en la saturada fantasía épica. Muy aconsejable para los que les guste más la intriga y el misterio que las batallas o las acciones épicas.
Eloi Puig, 22/08/2016
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