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La segunda parte de la trilogía de los nanorobots de Jeff Carlson comienza del mismo modo que acabó la primera: Un poco coja, algo descafeinada, siguiendo las líneas maestras de una buena idea pero sin generar un grado de adicción importante en la lectura de cara a nosotros, los lectores. La primera mitad del libro nos sigue narrando el difícil trayecto que deben realizar nuestros protagonistas (la científica Ruth Goldman y el ex monitor de esquí Cam Najarro) por las montañas rocosas con la diferencia que ahora su misión principal es difundir la vacuna contra la plaga.
Recordemos brevemente los hechos: Una plaga artificial de nanorobots desatada en unos laboratorios de Sacramento elimina la práctica totalidad de la raza humana. Sólo quien puede escapar por sobre los 3.000 metros de altura se salva (los nanorobots quedan inoperativos más allá de esta cota). Una premisa brillante, que da juego para introducir muchos aspectos interesantes sobre la supervivencia humana.
Jeff Carlson, al igual que en la primera novela cumple con sus propósitos pero nos sigue quedando esa sensación de que podría haber sido más, que la trama podría haber dado para profundizar en muchos más aspectos. Como decía al principio, la primera mitad de libro sigue siendo un viaje por donde se van sucediendo los peligros derivados de la plaga. Pero el autor, supongo que consciente de que no puede alargar las novelas sólo escribiendo sobre las penalidades del dúo protagonista hace un punto de inflexión en la mitad de la novela que le proporciona nuevos aires y porque no decirlo, la vuelve más interesante (que caiga una bomba atómica no ocurre cada día)
Así es, Carlson, que ya en la primera novela había dado pistas del estado geopolítico en el mundo después de la catástrofe de la plaga, ahora lanza literalmente su artillería en un juego político-militar entre americanos, rusos, chinos y algunas facciones más. La verdad es que tiene su lógica pues no todo el mundo gira alrededor de las rocosas. Este faceta salva en buena parte la novela de caer en el letargo.
Por otra parte el autor se empeña en que la trama tenga una historia de amor e insiste en la relación de amor-amistad entre el dúo protagonista sin llegar a ninguna parte. Es un campo que tiene que trabajar más pues es una relación un tanto artificiosa.
Antídoto es muy parecida a su predecesora, tal vez un poco más interesante en su segunda mitad y dando algunos momentos de tensión bien trabajada por parte del autor. Sin embargo, sigue ofreciendo una imagen muy cinematográfica de una trama argumental que si bien tiene muchas premisas para convertirse en atractiva, le falta elementos para convertirse en impactante.
Eloi Puig
10/02/2012
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