Respuestas.
Lo único que el lector deseaba de este último volumen que cierra la trilogía de Southern Reach eran respuestas a las múltiples especulaciones que se habían ido generando durante la saga. Si Aniquilación fue un choque impactante, un tren sin frenos que apuntaba a mil preguntas sobre qué era la misteriosa Área X y en cambio Autoridad fue un volumen de transición donde casi no pasaba nada pero tampoco se abrían demasiado frentes nuevos, lo que se esperaba de la conclusión, Aceptación, es que el autor cerrara las grietas, las insinuaciones, las fantasías y proporcionase al lector una solución digna.
Y es que Jeff Vandermeer empieza muy bien esta supuesta conclusión. Vuelve a sorprender cambiando una vez más los puntos de vista y miradas de los personajes. En este caso el enfoque de las diversas realidades de la problemática Área X es descrita a través de los ojos de Saul, el farero, de la Directora cuando era joven y también del dúo formado por Control y Pájaro fantasma. Son capítulos muy buenos, que te acercan a momentos pasados y presentes del Área X. Los flashes pretéritos tienen como base las vivencias alrededor del faro, semanas antes de la aparición del Área X y los hechos presentes, la búsqueda de Control y la copia de la bióloga, Pájaro Fantasma, en plena Área X.
Son capítulos dinámicos, que contrastan con la exasperante lentitud en que sucedían los acontecimientos en el volumen anterior (cuando sucedía algo) y que dan esperanzas al lector a que encontrará respuestas al final del libro. Más adelante, pero, notamos una ralentización de esta energía y parece que el autor se prepare para dar un golpe demoledor, un giro a la trama argumental ... pero que no llega nunca. Los extraños sucesos siguen su curso, imperturbables, las visiones introspectivas de los personajes también. Aparece algún momento Lovecraftiano como ya pudimos saborear el primer volumen pero sin esa fuerza.
Y finalmente el autor da algunas respuestas, insinúa el origen del Área X pero de forma insustancial, en medio de visiones paranoicas de quien se está conviertiendo en otra cosa. No son los epílogos, los finales que uno quería leer. No era necesario que esta conclusión se materializase de forma épica - sería desproporcionado para una obra que es más bien intimista-, tampoco hacía falta dejarnos con la boca abierta ofreciendo una solución impensable para el origen de las perturbaciones del Área X. Pero alguna respuesta más directa, más sólida sí.
En la anterior reseña comparé esta saga con la serie Perdidos. Y por desgracia el desenlace tiene un tono similar. Cierto es que tenemos una ligera idea del porqué de las cosas pero no del porqué de las consecuencias de las decisiones del Área X. Las copias humanas por ejemplo. La búsqueda de los frikis de la ciencia y el espiritismo. La entrega final y sus efectos. Demasiadas preguntas sin resolver.
Jeff Van DerMeer ha demostrado que es capaz de ser un autor original, que sabe cómo ponerse al lector en el bolsillo. Que tiene talento también para una narración notable y con momentos brillantes. Y que sabe hilar una trama compleja. Pero también ha evidenciado que cerrar el ciclo que inició no es su fuerte, que atar todos los hilos argumentales no era su intención. Ya dije que Vandermeer no es Lem y que Southern Reach no es Solaris. La especulación sobre posibles causas es demasiado elevada, demasiado desmesurada y el lector quiere respuestas, no ideas.
Una saga irregular que comenzó potente para detenerse inexplicablemente en el segundo volumen - probablemente este podría ser asimilado por los otros dos sin problemas- y que finalmente remonta bajo nuevos enfoques pero sin llegar a ningún lugar concreto. Los misterios del universo son insondables, diríamos.
Eloi Puig, 15/01/15
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