Siempre es de agradecer que una editorial como Mai Més Llibres apueste repetidamente por una autora de la calidad de Lauren Beukes —recordemos, invitada de honor en la CatCon del 2022— pero aún es más gratificante comprobar que, siguiendo una misma línea artística, el ilustrador de todas las cubiertas de los libros de la autora sudafricana siempre es el mismo: Ricard Efa.
Y es que esta vez, con todos mis respetos por Lauren Beukes y su obra, creo que toca empezar por hablar de la grandísima ilustración que ha elaborado Ricard Efa; una composición que juega con el tema principal de la novela, la de los universos paralelos, y que combina la imagen de la protagonista, Bridge, sustituyendo fragmentos del rostro y colocando las partes que faltan en su versión de la novela en castellano (y viceversa). Colocad las dos portadas de la edición en catalán y en castellano una al lado de la otra y compruebad el efecto. Espectacular. Chapeu, Ricard.
Ahora, vamos a la novela. Bridge es una historia que en ningún momento esconde sus intenciones. De hecho, el subtítulo —añadido para diferencia la versión en catalán y en castellano— es toda una declaración de lo que encontraremos: Buscando a su madre en el multiverso. Además, Beukes, con el nombre de la protagonista también juega a crear puentes, accesos, como podéis ver fácilmente con el juego de palabras. Y eso es precisamente lo que nos ofrece la autora: Aventuras y un viaje por realidades paralelas para buscar a Jo, la madre de Bridget (Bridge, por los amigos). Y todo comienza cuando Jo muere y Bridge y su amigui Dom (podéis comprobar que es una persona no-binaria) intentan clasificar los papeles y objetos que ha dejado Jo por su casa.
Pronto descubrirán un artefacto llamado gusano de los sueños (que Bridge ya conocía de forma inconsciente) que permite viajar entre universos a través de un método muy cuidadoso y ciertamente original que provoca que la persona que lo utiliza pueda trasladarse a otra realidad posible del multiverso ocupando la mente de su otro-yo. De rebote, esto significa que su otro-yo ocupará su mente y el cuerpo en el universo, digamos original, durante un tiempo establecido.
Esto es muy significativo y la idea me ha gustado mucho. No se trata de que una persona viaje a otra realidad. Sólo lo hace su mente y eso significa que ocupa un cuerpo que no es el suyo y que no sabe nada de lo que ocurre allí y de qué circunstancias encontrará. Durante un tiempo este cuerpo traerá a un pasajero externo de una mente de otra versión de ti mismo. Esto me ha recordado muchísimo aquel magnífico cuento de Robert Silverberg titulado “Passangers” donde entidades extraterrestres ocupaban los cuerpos de los humanos y éstos no podían hacer nada para evitarlo.
Pero volvamos al tema: Bridge sospecha que la madre que ha muerto en su universo no es realmente su madre y que ésta podría estar en alguna otra realidad por lo que se vuelca con todos sus esfuerzos en intentar buscarla. Aquí la ayuda de Li Dom será imprescindible (por ejemplo, tranquilizando a los demás-yos que llegan de intercambio). Aunque el hecho de querer encontrar a la madre es el motivo más evidente de por qué Bridge se traslada mentalmente entre universos, creo que también interviene una fascinación lógica aunque un poco enfermiza para saber cómo te va la vida en otras realidades. ¿Quizás es una existencia mejor? ¿O más bien peor? Bridge se topa en cuerpos que viven y han pasado por experiencias radicalmente diferentes a la suya. Me gusta esta definición que elabora la autora de esta búsqueda involuntaria pero atrayente de las vidas que no has experimentado:
(…) “Ser joven consiste en gran medida en hacer castings para intentar convertirte en la persona que piensas que deberías ser” (…)
Lauren Beukes ha escrito una novela que de forma desenfada nos narra algo tan extraordinario como es pasar de un universo a otro; ese viaje imposible pero fascinante que tantas páginas de literatura de ciencia ficción ha llenado. Beukes no tiene prisa y lo explica todo de forma pausada con muchos cortes en la acción determinados por las lecturas que las protagonistas realizan del diario personal de la madre. Esto por un lado le otorga profundidad a la obra pero al mismo tiempo también ralentiza el ritmo, cortándolo demasiado a veces. Algunos capítulos, especialmente los primeros, dedicados a Jo, pueden ser algo pesados, como el que transcurre en la isla de Haití.
Los personajes son bastante dispares y Beukes sólo se adentra en el de Bridge y especialmente con el de Li Dom, que hace la tarea de contrafuerte divertidi y genuini para relajar los momentos de tensión y drama que vive Bridge. Se llevan bien y Beukes puede ser muy buena escritora en este aspecto: retratando a personas que parece que las conozcas de toda la vida. Pero en cambio los más secundarios, tienen poco peso en la novela hasta al punto de que Canden, el ayudante de Jo, que también asiste a Bridge y Li Dom, es un personaje anodino y prescindible —literalmente—. Sólo parece servir como comodín para facilitar las cosas a Bridge ya Li Dom en la tarea de buscar a la madre perdida.
En cambio, encuentro mucho mejor trabajado en Amber, una persona que ayudará mucho a crear tensión y a engancharnos a las aventuras por el multiverso. Una personaje gris que parece desempeñar un papel primordial y que poco a poco descubrimos que tiene muchos miles más de matices. Quizás la autora hubiera tenido que darle más vida. Eso sí, los hechos del último capítulo y su acto final en la novela no están a la altura de las expectativas, se ve todo un poco forzado.
Beukes crea una aventura y le pone unas reglas para anclarla a un marco desde el que podamos entender el proceso de cambiar de realidad casi a voluntad. Y lo hace muy bien. Sin embargo, sigue con su poco interés en desvelarnos el origen de todo ello. Ya nos dejó en ascuas también el porqué se podía viajar en el tiempo a través de la casa que aparecía en la que hasta ahora es su novela más exitosa: Las Luminosas. Aquí tampoco quiere desvelar todos los misterios.
Bridge es, pues, una gran apuesta, que a ratos te atrapa y te fascina, en otros quizás le falta un poco de ritmo, pero que consigue con creces hacernos soñar con realidades posibles e imposibles, al conocer otras variantes de ti mismo y de cómo hubiéramos podido estar en otro mundo... muy parecido y muy diferente al nuestro.
Lo cierto es que es una novela que da para mucho más aún y me atrevería a decir que también es una historia muy trasladable al formato audiovisual... no me extrañaría que se hiciera una serie con ella, igual que ocurrió con Las luminosas
Eloi Puig
01/03/2024
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