La trilogía de La Materia Oscura de Philip Pullman es una de esas sagas que siempre he mirado de reojo porque no sabría si me gustaría o no a pesar de ser muy conocida. Una de esas historias que gente que sabe mucho más que yo me ha recomendado pero que nunca me había planteado seriamente ponerme a ello. Quizá pensaba que sería demasiado juvenil, o quizás que no estaría a la altura de las expectativas. El hecho, sin embargo, es que cuando vi la película que adapta este primer volumen hace doce años el interés reflotó (no me pareció mala); sin embargo siempre tenía una excusa u otra para retrasar el momento de ponerme a leerla. Este año, la plataforma HBO y la BBC han estrenado la serie homónima y no quería verla sin haber leído al menos el primer libro. ¡Ya tenía la excusa pues! ¿El resultado? Maravilloso. Escribo esta reseña después de haber leído el libro y visualizado posteriormente la serie.
La brújula dorada es el primer volumen y es toda una declaración de intenciones sobre lo que nos espera: Magia, Ciencia ficción, universos paralelos, física cuántica, filosofía y crítica nada disimulada a la religión (tal vez por ello varias sectas fanáticas americanas la tienen en la lista negra). Pero os preguntaréis... ¿cómo se pueden mezclar todos estos elementos en una novela que pretende ser juvenil? Pues con mucha calma y con una imaginación desbordante que define a Philip Pullman como un gran prestidigitador literario.
Lyra Belacqua vive en Oxford, Inglaterra. Es huérfana y fue acogida por la universidad a petición de su tío, Lord Asriel, un explorador tenaz que viaja la mayor parte del año lejos de Lyra, investigando y descubriendo secretos que cambiarán la percepción del mundo. Lyra convive con los sirvientes y estudiantes del Jordan college y se aplica a las clases particulares... cuando le apetece (es decir, poco). Nuestra protagonista, al igual que todo el resto de la humanidad, tiene un animal mágico, una especie de familiar llamado daimonion, estrechamente vinculado a ella y que forma parte de su esencia. Es como un alma libre que puede cambiar de forma de animal y que es a la vez amiga, confesora y me atrevería a decir que la conciencia de la persona a la que está vinculada.
Aquí ya nos encontramos con un primer golpe porque observamos como el autor mezcla la magia y unos seres sobrenaturales con unos escenarios conocidos o palpables como las ciudades de Oxford o Londres. Un día Lyra oye una conversación a escondidas sobre un misterioso elemento llamado, "el polvo", que parece ser que los humanos lo atraen a partir de una cierta edad. Este descubrimiento precipitará que lo que hasta ahora era su inocente vida de jugar con amigos y correr por los tejados se convierta en una aventura que se supera cada capítulo y que como decíamos, combina a la perfección la fantasía y la ciencia-ficción. Lyra detectará como muchos niños desaparecen sin dejar rastro y como este hecho y el reciente regalo que ha recibido por parte del rector del college la empujarán a vivir una epopeya donde las sorpresas serán una constante y donde el lector se sorprenderá a medida que pasen las páginas porque seamos sinceros: la imaginación del autor es fascinante y esto se refleja en el libro.
Pullman, es además, muy listo, y nos suelta la información muy despacio y como quien no quiere la cosa. En cualquier frase sin trascendencia podemos abrir los ojos como platos al desentrañar que en esta Inglaterra pasan cosas muy extrañas. La gente acepta la magia, los fantasmas o los daimonions de forma totalmente natural como si de realismo mágico estuviéramos hablando. Pero el lector va intuyendo que la acción nos llevará por unos senderos cada vez más increíbles.
La novela, además, tiene pinceladas de feminismo que atacan le conservadurismo de los colleges ingleses y de ciertas actitudes de la extraña sociedad que observamos en esta peculiar Inglaterra; también podemos observar toques de steampunk en una novela ambientada en una época indeterminada (donde tanto aparecen zepelines como ordenadores), o escenarios que identificamos pero que adoptan nombres diferentes. Todo ello parece irreal pero a la vez muy cercano porque este mundo es como nuestro... pero diferente.
Y naturalmente, nos topamos con la iglesia (aquí llamada magisterio) que ejerce de poder oscuro y tenebroso y que lucha por imponer su verdad. La religión es, pues, un protagonista importante que actúa entre bambalinas y que contrasta con las especulaciones de pura ciencia ficción y con la magia y fantasía que nos vamos topando a medida que devoramos sus páginas.
Y otro punto que me ha sorprendido muy positivamente: la novela es cierto que está escrita bajo una perspectiva juvenil (o lo que ahora llamaríamos young-adult) dado que el autor utiliza un lenguaje cercano y a veces demasiado redundante para dejar siempre claras las acciones que los personajes llevan a cabo (los cuales, por cierto, resultan más grises de lo que a priori parecen). Pero el hecho es que esta aventura juvenil tiene párrafos y capítulos muy dolorosos, muy negros, de los que te ponen la piel de gallina. Pullman ha colocado como protagonista una chica de doce años y a algunos adultos que la acompañan pero ha sabido dar una visión bastante tétrica de sus aventuras con golpes de efecto bastante demoledores y algunos momentos de terror psicológico.
También es cierto que algún capítulo creo que el autor se ha ablandado y la trama quizás se ha resuelto un poco de forma demasiado sencilla, simple, facilitando que Lyra resolviera algún nudo concreto (como con la conversación con el rey Iofur Raknison) pero en términos generales la acción es más adulta que no juvenil y algunos momentos (naturalmente hablo de los hechos más negros que ocurren en la estación de Bolvangar) directamente perturbadores.
¿Qué ha escrito, pues, Philip Pullman? Una novela de aventuras? ¿Quizás una metáfora sobre el tránsito de niño a adulto a través de una historia mágica pero también perturbadora? ¿O más bien una reflexión sobre la sociedad criticando una religión egoísta y perdida en viejos paradigmas pero también denunciando los aspectos éticos de la ciencia y la investigación? Naturalmente, la respuesta sería una mezcla de todo pero cada lector priorizará y escogerá qué aspecto de La materia Oscura le interesa más.
Muy recomendable (tanto si miráis la serie de HBO que por cierto adapta de forma fantástica la novela), como si sólo deseáis adentraros en una historia de base juvenil pero que esconde traumas más profundos y que es ciertamente muy original.
Eloi Puig
20/01/2020
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