Hacía muchos años que no leía ninguna narración breve de Isabel del Río. Quince años de hecho. Y eso si tenemos en cuenta que su encomiable debut, Casa de títeres (2008) es una novela corta, quizás del estilo y extensión de uno de los cuentos que nos encontramos en la presente antología: “El perfil de una sombra”. Durante estos años he seguido de forma irregular las obras que ha ido publicando y sobre todo he leído sus novelas juveniles. Hacía mucho tiempo que no me reencontraba con su estilo suave y uniforme aunque te esté mostrando un terror sutil y penetrante.
La autora siempre le ha gustado navegar entre aguas, moverse entre sombras y percepciones equivocadas o provocar con visiones y atisbos donde el protagonista no da crédito a lo que está viendo. Novelas como La casa de la Torre son un ejemplo. Pero aquella sombra de pensamiento, aquella pesadilla extraña medio olvidada que a menudo no ha sabido cómo y cuándo introducir en sus novelas le había sembrado un gusanillo en el estómago que poco a poco ha ido creciendo devorándola o instigándola a que la dejaran salir. El resultado es esa antología de cuentos de terror donde la propia autora, en el prefacio, define perfectamente sus intenciones:
“Parte del material para mis novelas, relatos y poemas surge del mundo onírico, tanto de sus imágenes como de los mensajes ocultos que se graban a fuego y te condicionan sin saberlo; cosas que has percibido por el rabillo del ojo, sin fronteras entre ambos reinos.”
El primer cuento que encontramos es "La dama de la luz prendida", un relato ambiguo sobre una noble señora que vive recluida en unas habitaciones, con criados que la sirven sin que le carezca de nada. Un relato sobre el paso del tiempo, la libertad y el ansia de vivir mezclado con el temor oculto de mantener en lugar algo peligroso. Bastante interesante.
Seguimos con “El alma de las cosas”, un relato más oscuro. Empieza con una exposición de ideas sobre objetos poderosos, con vida y necesidades propias, que subyugan la mente de las personas (cada uno de esos objetos podría ser la base de un relato terrorífico). Pero enseguida nos traslada a una historia perturbadora sobre una antigua mesa de madera. Muy bien.
En cambio, “Cómo matar a un sueño”, es una historia extraña que te descoloca, una lucha contra un sueño donde nunca sabes que es real y que no. La historia no me ha convencido.
"Última oportunidad" es un buen cuento de fantasmas. Una chica llega a su nueva casa de acogida pero no le espera quien ella piensa. Un relato muy bien llevado sobre la soledad y el ansia de conseguir una vida como la de los demás. Muy bien.
“Más allá de la Puerta” no he acabado de entenderlo. Un cuento muy corto. Prefiero no opinar. Parece una pesadilla.
En “La casa verde“ nos topamos con una historia influenciada por los cuentos clásicos infantiles y que parece ser una alegoría sobre caperucita roja. Algo confuso, pero con resultado, sin embargo, bastante perturbador. Bien.
Me ha gustado bastante también “Olvido”, un relato inquietante sobre las visiones del pasado y del futuro que sufre una chica viéndose a sí misma. Bien narrado y conducido con buen ritmo. Te deja con ganas de saber más. Creo que queda corto y da por una historia más larga y elaborada.
En “Yo soñé con el fin del mundo” nos adentramos con un cuento entre onírico y apocalíptico sobre el fin del mundo. Tiene muy buenos momentos cargados de tensión. Demasiado corto. Creo que es una buena base perfectamente expansible si un día la autora se anima.
“Dedos de miel“ me ha abducido en algunos momentos. Es un relato sobre una obsesión, una pesadilla en torno a los dedos de las manos. De las pequeñas heridas que la gente chupa o muerde. Un buen final para una historia algo surrealista y que provoca al lector. Más como estas, por favor.
Por último, Isabel del Río propone un relato largo, casi una novela corta, como comentaba anteriormente. Se trata de "El perfil de la sombra". Aquí la autora tiene espacio y tiempo para elaborar una trama más personal, con una protagonista con la que empatizaremos desde el principio. Una nueva casa, esta vez presentada como un lugar donde han sucedido hechos extraños reclama el protagonismo y, de hecho, una vez Lara y su novio se instalan y forman parte de una inquietante comunidad con un solo vecino, ésta se convierte en el centro de atención del relato. Como decía, allí se trasladan a vivir una pareja joven que buscan empezar una vida juntos. Pero las sombras de los rincones del nuevo hogar producirán un efecto perturbador en Lara. El piso de arriba, vacío, pero en el que se registran extraños ruidos, tampoco ayudará a disfrutar de paz y tranquilidad.
La vida en ese piso será una pequeña pesadilla que irá cobrando fuerza mientras transcurren los meses e incluso cuando la pareja tiene un bebé. Aquí, Isabel del Río despliega su potencial para hacernos ver cosas que no están pero que se intuyen o para jugar con los personajes y con nosotros. La fascinación que tiene la autora por los caserones, las habitaciones con un pasado, queda patente en esta historia que tiene mucho que esconder y que enseña lo justo y necesario para que nos quedemos enganchados.
En la casa de Ícelo es esta recopilación de historias que pueden ser un reflejo de las propias pesadillas y que pueden ser también espacios donde liberar ideas inquietantes y, como comentaba la autora, también una fuente donde verter mensajes ocultos. Una antología, pues notable, con sus altibajos normales pero que invita a especular más allá, en especial en dos o tres cuentos que creo que se merecerían una profundidad extra,
Eloi Puig
03/07/2022
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