Este segundo volumen integra los números 21 al 39 de la edición americana y además un especial anual, ubicado entre los números 30 y 31, pero sin relación cronológica con el resto de capítulos. Archie Godwin llevó el peso de la mayor parte de los guiones de los capítulos que integran esta recopilación. Así vemos cómo la saga gana en coherencia y se estabiliza después de algunos excesos pasados. También repite en casi todos los números el dibujante Carmine Infantino, con su estilo agresivo y su manía de presentarnos a los personajes bien fornidos (y en el caso de Leia con marcadas curvas).
Empezamos con la resolución del mejor arco argumental hasta ahora de la saga. Los primeros tres capítulos (del 21 al 23) finalizan las aventuras de Han, Chewie, Leia y Luke a bordo de la inmensa nave-casino que es La Rueda que empezaron en el capítulo 18 (al Volumen 1: Doomworld). Un final digno con aparición estelar incluida: Darth Vader.
El capítulo 24 es en cambio otro flashback, quizás para calmar los ánimos, en este caso dedicado a la figura de Obi Wan Kenobi cuando era un caballero Jedi al servicio de la República. Guionizado por Mary Jo Duffy y dibujado por el mismo Infantino resulta ser un simple entretenimiento para dar tiempo a los guionistas a preparar otro arco argumental que se centrara más en la historia después de la batalla de Yavin. Y éste llega de forma espléndida al capítulo 25 con la saga dedicada a la familia Tagge. Un arco argumental que a pesar de algunas interrupciones se alargaría hasta el capítulo 37.
La familia Tagge es una noble casa afiliada al Imperio y controlada por el Barón Tagge, un curioso personaje que quiere recuperar los favores del Emperador que Darth Vader acapara y que se cree un maestro en la esgrima del sable láser. Arrastra una grave herida que esta arma le infringió en una restriega con el mismo Vader por lo cual las motivaciones para derribar el preferido del Emperador son todavía más importantes. A lo largo de este gran arco argumental, el barón Tagge y sus hermanos (un científico y un militar capitán de un Destructor) tratarán de dañar la base rebelde de Yavin mediante todo tipo de estratagemas. Obviamente para impedirlo tenemos a luke y Leia que continúan luchando con los rebeldes. Éstos primeros tira y afloja con el la familia Tagge se muestra en los capítulos 25 y 26.
Después de frustrar provisionalmente los planes de Tagge, veremos en los números 27 y 29 la resolución de la historia protagonizada por el cyborg Valance, iniciada en el número 16 de la colección y que francamente es el guión más débil de este segundo volumen. El Cyborg persigue a Luke por que simpatiza con los droides - un argumento absurdo como él solo- pero lo que resulta patético es la resolución que toma la historia en el capítulo 27 (Encuentros siniestros, que da nombre al volumen) y donde aparece otra vez Darth Vader. Mejor olvidar la esperpéntica reacción de Valance cuando descubre hasta qué punto Luke y C3PO son amigos.
El siguiente capítulo, el 28, es una aventura singular y bastante divertida de Han Solo y Chewbacca en el segundo encuentro con Jabba el Hutt -que obviamente continúa teniendo un aspecto muy diferente al de las películas. Un enfrentamiento que teóricamente tiene que dejar resuelto el litigio entre el contrabandista y el mafioso.
La Princesa Leia es la protagonista de una número 30 bastante neutral, ambientado en parte en el arco argumental de la familia Tagge pero sin demasiado interés (aparte de resultar poco creíble). Leia se infiltra en un planeta del imperio para contactar con un maestro suyo. Más bien creo que no sabían que hacerle hacer a la pobre princesa y como no era cuestión de parecer machistas le dedicaron este número titulado Una princesa sola.
En este punto, podemos leer el capítulo doble del Annual Star Wars. Un argumento de Chris Claremont débil combinado con un dibujo simplemente efectivo de Mike Vosburg. Un Chris Claremont del que me esperaba más, después de su tarea resucitadora que llevó a cabo en aquellos años de la colección de los X-Men o de algún magnífico crossover que he leído de él (X-men Vs 4 Fantásticos). Las expectativas de un número especial como éste donde nuestros protagonistas son perseguidos y capturados por una raza alada en un planeta inhóspito eran pues elevadas. Las trifulcas no se hacen esperar pero están resueltas con poca gracia y de forma un tanto precipitada. La nota curiosa a destacar es que por primera vez se hace referencia explícita al padre de Luke y a Darth Vader por separado, contradiciendo lo que se descubriría más adelante en El Imperio Contraataca. Supongo que la espera para los guionistas de Marvel fue demasiada larga o nadie se puso a pensar en el golpe de efecto de Lucas y sus guionistas (Leigh Brackett y Lawrence Kasdan) sobre quién era el verdadero padre de Luke (de hecho, se dice que ni los actores lo sabían... un secreto guardado al máximo).
Pero olvidado este número especial que no aporta nada, volvemos a ver a nuestros héroes luchando contra las maquinaciones del Barón Tagge -excepto Leia que tenía su aventura particular en el número 30. Estas planes secretos en contra los rebeldes vuelven a llevar a Luke i Han a Tatooine y sus desiertos infinitos. En los siguientes números el escenario volverá a cambiar y se añadirán Leia y una nueva contrincante que se podría convertir en importante en el futuro, cobijada bajo el paraguas de La Orden del Círculo Sagrado (la primera religión que se menciona al universo de Star Wars de forma más o menos consistente) que tendrán mucho que ver con el conflicto final entre la Casa de Tagge, los rebeldes y Darth Vader.
Y lo que tenía que ser, fue, pues las últimas dos páginas de este número (publicado en Julio de 1980) intentan arreglar buena parte de las incoherencias argumentales de los cómics si las comparamos con la película que se estrenó dos meses antes. Así, vemos cómo Jabba el Hutt vuelve a poner precio a la cabeza de Han Solo por ejemplo, todo para que el argumento pueda ligar con el Episodio V: El Imperio Contraataca, que sería llevado al cómic en los siguientes números.
Para ganar tiempo el último capítulo antes de los dedicados a la segunda película, el número 38 (Jinetes del vacío) es una aventura espacial de Luke i Leia que se adentra en los terrenos más especulativos de la ciencia-ficción y abandona por unos momentos el space opera de la saga galáctica. Un capítulo suelto que cuenta con un dibujante excepcional: Michael Golden, capaz de dotar de mucha expresividad los rostros de luke y Leia y de proporcionar sensación de movimiento como ninguna otra dibujante había sido capaz de hacer hasta ahora.
Resumiendo, un segundo volumen de los clásicos de Star Wars mejor atado que el primero, con un arco argumental bastante largo e importante y con pequeñas joyas como el último episodio o el encuentro de Han Solo y Jabba. Por suerte, las aventuras del Cyborg Valance también finalizan aquí.
Eloi Puig, 29/02/08
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