En la XXVII edición de las Ter-Cat realizadas el pasado febrero en Sabadell, Gerard Guix nos presentó su trilogía fantástica compuesta por El prodigi, L’enginy i El talent (de pròxima aparición en castellano por cierto). Una de las afirmaciones que despertaron más mi interés fue que el autor afirmara que el segundo y el tercer volumen se alejaban bastante del estilo juvenil que impregnaba la primera novela.
Debo decir que a grandes rasgos es cierto: L’enginy (El ingenio) sigue las aventuras de Axel y Odin por una Barcelona apocalíptica, pero con un tono más oscuro, menos juvenil, con más diversidad de personajes, más subtramas y más interés en general. El autor además, inserta inteligentes flashbacks que rememoran el pasado de varios protagonistas en diferentes épocas: Desde la llegada del cristianismo a la Suecia pagana, pasando por la ocupación de Paris por parte de los nazis o el descubrimiento más reciente de extraños secretos en Nueva York y Afganistán.
En este sentido pues, la novela es más completa, más pensada para agradar a un público que necesita más estímulos. La trama argumental sigue inmediatamente los hechos ocurridos en el último capítulo de El prodigi con la particularidad de que toda la acción - exceptuando los flashbacks obviamente- transcurre en un solo día en una Barcelona devastada que empieza a ser el escenario de una guerra final, propia de la mitología nórdica pero que transcurre aquí, en la capital catalana.
Sin ser sin embargo, demasiado puntillosos, hay un efecto que me ha dejado un sabor amargo durante toda la lectura de L’enginy: La progresiva desaparición del sentido de la incredulidad en algunos aspectos de la trama argumental. No estoy hablando de hechos fantástico, faltaría más, si no de la lógica de los números, de coherencia. Si aceptamos que 22 hombres lobos pueden sembrar el caos en una noche en Barcelona y contaminar a varios miles de habitantes ... donde estan el resto de los millones de personas que pueblan la metrópoli y las ciudades circundantes? Si tenemos en cuenta que toda la acción se acelera y transcurre en pocas horas, al describirnos una ciudad apocalíptica como si hiciera semanas o meses que se ha realizado el ataque, no me cuadra. También la descripción de ciertos sentimientos que en pocos minutos no tienen tiempo de aflorar y que el autor nos muestra como si el contacto entre algunos personajes hiciera días o semanas que dura, tampoco me ligado demasiado. Claro que quizá estos misterios son explicados debidamente el tercer tomo: El talent (El talento).
En definitiva, Gerard Guix nos abre las puertas a una aventura mucho más rica y atractiva del que quizás parecería sólo leyendo la primera parte, además bajo dos perspectivas diferentes: Los ojos de Odin y la sombra alargada de Axel. Dos personajes con diferentes matices, alejados expresamente del bien o el mal absolutos de modo que el lector no sabe muy bien a favor de quien posicionarse -aquí el autor la ha sabido clavarlo a la perfección-. Ambos protagonizan un combate casi eterno que puede decidir el futuro de nuestro planeta. Épico, sí señor, pero un poco desvirtuado por esa falta de coherenecia que me ha hecho perder la verosimilitud de lo que pasa realmente en una ciudad que la noche anterior vivía de forma completamente normal.
Son aspectos, sin embargo, que no afectan a la calidad literaria de la obra, en el sentido de que disfrutaremos igual o más, ahora que tenemos más frentes abiertos, con las aventuras de los protagonistas. Ahora falta leerse El talent para ver cómo el autor concluye esta trilogía de aventuras fantásticas con el entrañable escenario de una Barcelona en el ojo de un huracán de destrucción.
Eloi Puig. 06/03/13
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