Gerard Guix cierra con El talent (El talento) su visión apocalíptica del fin del mundo en una trilogía que oficialmente no tiene nombre, pero que a mí me gusta llamarla Trilogía del Ragnarök. El tercer volumen, pues, sigue todas las tramas desarrolladas en las dos primeras partes, El Prodigi y l’Enginy, las desarrolla y las cierra, aunque el resultado final se tambalee debido a la multitud de capas de información y idas y venidas entre hechos presentes y pasados.
Ante todo hay que decir que el autor ha hecho un gran esfuerzo para cohesionar los personajes y los diferentes arcos argumentales que se habían disparado en las anteriores entregas. Quizás por este motivo el presente volumen es más grueso. Gerard Guix, pues, dedica mucho tiempo a que las líneas argumentales cuadren con todo lo que había descrito anteriormente. En este sentido estoy bastante satisfecho del resultado. Siguiendo bajo la clara influencia de la mitología nórdica, Barcelona sigue siendo el escenario de la batalla final, el Ragnarök, entre las fuerzas de Odín -hombres-lobo- y las de Fenrir - zombis-. Pero esta dedicación del autor a encajar la historia choca directamente con la estructura de la novela que me ha parecido muy desigual.
Para empezar, cerca de la mitad de la novela está casi completamente dedicada a pasarnos flashbacks que por un lado son muy interesantes - como los dedicados a los primeros años de Odín en la Barcelona de finales del siglo XIX y muy especialmente el capítulo dedicado a los recuerdos de la Viveca- pero por otra parte frustra el interés del lector que busca saber qué está pasando en el presente. No sólo eso, el hecho de que los dos protagonistas principales, Axel y Odín no aparezcan hasta el último capítulo de la novela deshace expectativas creadas y ralentiza el interés. Aquí toman más valor los recuerdos de personajes secundarios, los flashbacks de sus vidas, que la actualidad en el interminable día final del Ragnarök en Barcelona.
Este punto, el hecho de que el apocalipsis final se desarrolle en un solo día creo, en mi modesta opinión, que ha resultado un error, pues como apuntaba en L’Enginy, la incredulidad crece a enormes pasos cuando se nos describe una Barcelona destruida en sólo pocas horas sin entender qué ha sido de los millones de personas que viven en ella. La falta de tiempo real que dedica Guix el Ragnarök posibilita hechos que salen de la lógica como por ejemplo la construcción de una catapulta con mobiliario urbano que parece termine en cosa de 20 minutos (sin herramientas, ni experiencia, etc... ). Tampoco se entiende porque hay personas "normales" que son afectadas por el frío emanado de Odin, y otros que no, o porque no se puede huir de la ciudad teniendo tanto espacio -que haya algunas carreteras cortadas no equivale a estar aislado-.
Son incongruencias que sobresalen de cuando en cuando y que no dañan la esencia de la obra, pues la prosa y el equilibrismo del autor están fuera de duda -pero sí que debilitan profundamente que el lector se crea lo que se está leyendo. Por otra parte, la historia nos presenta momentos álgidos y otros fuera de lugar. Es doloroso ver como a veces Gerard Guix consigue crear una épica muy remarcable -como en los enfrentamientos finales entre Fenrir y Odín- o una excelente ambientación histórica - especialmente en la Barcelona de la Renaixença- pero en otras ocasiones recurre a recursos que rozan el absurdo como todo lo que afecta a la catapulta y los elefantes del zoo por ejemplo que sorprenden por la poca seriedad en que se han utilizado. Y en cuanto al epílogo, aquí sí seré especialmente crítico... prefiero pensar que no existe, al igual que decidí obviar que había visto la secuencia final del remake de El planeta de los simios de Tim Burton.
En definitiva, un sabor agridulce: El talent cierra una trilogía fresca, viva, muy necesaria para el fantástico en catalán, pero la estructura de los tres libros sufre demasiado altibajos en personajes, situaciones y sobre todo credibilidad. Gerard Guix escribe muy intensamente y de forma completamente desairada, lo cual agradezco muy sinceramente, pero vuelvo a repetir que el planteamiento y la logística de cómo crear y desarrollar un fin del mundo en una ciudad como Barcelona se le ha escapado de las manos y ha repercutido en el resultado final. En este tercer libro el autor ha invertido tanto en querer transmitirnos las motivaciones y talantes de sus personajes a través de los flashbacks que ha descuidado el ritmo del presente, y también algunos aspectos argumentales.
Espero seguir leyendo este tipo de literatura desinhibida, fantástica y de género. Gerard Guix, estoy seguro, tiene muchas más historias y suficientes recursos para continuar con el mismo buen nivel literario y mejorar los planteamientos y estructuración de las futuras novelas.
Eloi Puig, 12/06/13
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