Nos ha dejado Mike Resnick, un autor especial para mucha gente porqué nos hacía estremecer, llorar o simplemente vivir intensamente unas historias cargadas de sentimientos y que hacían que el autor de Cincinnati tuviera un atractivo especial para los que buscamos sobre todo cuentos y novelas donde los personajes despierten historias muy humanas dentro de la ciencia ficción o fantasía.

Tuve el placer de conocer personalmente a Mike Resnick (ya su mujer, Carol) durante su estancia como invitado de honor de la I CatCon, en 2017. Puede parecer típico y tópico pero que un autor con el renombre de Resnick, ganador nada menos que de 5 premios Hugo, 1 Nebula, 1 locus y de poseer 37 nominaciones, se aviniera a venir a un pequeño festival desconocido de literatura fantástica en catalán en la otra punta del mundo fue un gesto que evidenciaba su amor por el fandom (de cualquier nación o lengua) y su empatía con sus seguidores.

No es la primera vez que podemos leer aquí a Mike Resnick. De hecho, yo lo conocí con algunos cuentos extraordinarios que se publicaron en la revista Gigamesh 42 y más tarde, en catalán, a través de la revista Catarsi con relatos que han llegado a ganar tres premios Ictineu. Su última novela traducida al castellano, Kirinyaga, también es una maravilla que hay que reivindicar. La Editorial SECC ya le publicó tres cuentos en 2018 bajo el nombre de Sistemes Operatius Alternatius y un año después repetía con cinco títulos más con este Mai he entès els robots (Nunca he entendido los robots).

Como decía anteriormente, los cuentos de Resnick buscan enaltecer sentimientos de manera muy intensa ya menudo lo hace a través de la nostalgia o la ternura pero sin olvidar su vertiente crítica hacia a la religión, al desprecio por los débiles o simplemente a lo que nos hace diferentes. Y esta antología es una buena muestra de ello.

Empezamos con "El robot entusiasta", un cuento sencillo sobre aquella diferencia de más que puede provocar que un robot ejerza su trabajo de manera mucho más aplicada pero que al mismo tiempo la realice de forma mucho más apasionada que los mismos humanos. Resnick se vuelve a poner al lado de los robots tal y como hizo con "Ànimes bessones” (Premio Ictineu 2011) para atacar al sistema que no permite que un ser artificial pueda superar a su propia programación y que se convierta en algo parecido a los humanos. Es un buen cuento pero lejos en mi opinión de "Animes bessones" quizás porque es un poco corto y no posee mucho espacio para desarrollar los diálogos y la personalidad de nuestro robot protagonista.

El siguiente relato es el plato fuerte de la antología, ganador del premio Hugo en 2005. Y no es para menos: Con "Viatges amb els meus gats” Resnick nos vuelve a tocar la fibra con una maravillosa historia romántica a través del tiempo entre un hombre de mediana edad que encuentra su amor en el fantasma de una escritora que admira profundamente. El relato es sutil pero embriagador, muy bien trabajado y trata la relación con mucha delicadeza. El final es ideal para los que buscan historias de amor imposibles pero llenas de vida. Excelente.

"Llimac" es un cuento donde Resnick vuelve a utilizar la fantasía para ponerse al lado de los débiles y desfavorecidos. En este caso un hombre que nace deformado y muy grotesco físicamente y que sólo se puede ganar la vida como monstruo de circo. Allí, sin embargo, encontrará alguien que lo verá con otros ojos y que la aceptará tal como es. Quizás sí que hemos visto esta historia mil veces, esta simbiosis entre el monstruo y la criatura inocente que juntos compaginan bien porque no se juzgan unos a otros. El autor introduce aquí un factor fantástico para provocar la reacción moralista por parte del monstruo y para demostrar que el aspecto físico no tiene porqué ir desligado de una gran alma humana.

La historia que nos relata "Un déu prim i pàl·lid" es bien curiosa: un diálogo entre diferentes dioses africanos (recordemos que Mike Resnick tenía mucho interés en Kenia y sus costumbres, tal como podréis descubrir si leéis Kirinyaga) que acusan a un dios recién llegado de varios crímenes. El relato es corto y conciso y no destaca por su parte literaria, pero sí por la moraleja final sobre la aceptación o no de este dios delgaducho que llega a las tierras africanas llevado por los europeos. Interesante y curioso.

Finalmente tenemos el cuento titulado "La dona de Frankenstein" el cual ya había leído (en castellano) recientemente en la antología Dark Fantasíes recopilada por Mariano Villarreal y que me provoca sentimientos ambiguos. Y esto es porque Resnick utiliza el humor, también de forma sutil, todo hay que decirlo, en una historia sobre la vida cotidiana de la esposa de Víctor Frankenstein y su día a día con el conocido monstruo. Quizás es que estoy muy acostumbrado a que el autor nos deje angustiados o nos haga saltar la lagrimita pero me cuesta entrar de lleno en un cuento más de carácter humorístico. Naturalmente, el monstruo nos despierta ternura (de forma opuesta a la actitud tan humana que desprende la mujer del científico) y juega con la doble moralidad y simpatía que despiertan personajes tan opuestos como un ser reconstruido a partir de cadáveres y una señora de la casa con aires aristocráticos. Basta que decidáis con quien os quedaríais. Y aunque no deja de ser un buen cuento, no me ha parecido de los mejores del autor.

Edgar Cotes ha hecho un gran trabajo traduciendo este relatos y ha encontrado el punto perfecto para acercarnos a otro recopilación de un autor que debería ser lectura obligatoria para todos los que amamos la ciencia ficción porque sus historias siempre transmiten un sentimiento intenso y lleno de vida... ¡Ojalá podamos leer muchas más todavía!

Gracias por tus historias, Mike, ¡Hasta siempre!

Eloi Puig
10/02/2020