Ricard Efa —también conocido como Ricard Fernàndez Villanueva— es un respetado ilustrador que ha decidido abrir su carrera artística a la vertiente literaria y más en concreto a escribir su primera novela, de ciencia ficción, ciberpunk y en catalán . Esto, señores, es un reto que no está al alcance de todos.
Porque se puede pensar que un ilustrador ya tiene bastante trabajo a dibujar como para ponerse a narrar aventuras cibernéticas en clave futurista pero se equivocaría. El debut de Ricard Efa con su novela Les màquines del caos es de los más loables que recuerdo en catalán dentro del género fantástico —podría poner otros ejemplos como el de Carme Torras, Ivan Ledesma o Joan Maria Arenas— y vuelve a evidenciar que Mai Més Llibres sabe apostar también por autores nuestros de gran calidad.
Pese a que no resulta una novela plenamente redonda, Las màquines del caos sí desprende una sensación de buen trabajo y de trama elaborada. Encontraremos sentido de la maravilla, mucha especulación tecnológica y filosófica y muchos elementos combinados típicos de la ciencia ficción. Y todo ello dará lugar a una historia verosímil y cargada de ritmo, acción y aventura.
Vayamos al grano: El mundo del futuro está dividido en dos grandes potencias: El Sistema de Estados y la Alianza por la Democracia. Se trata de grandes corporaciones que poco a poco (o directamente) dejan de lado a los estados tal como los conocemos hoy en día y hacen su propia ley, acaparan el poder.
(...) "Vosotros no lo entendéis nunca. Ya tuvisteis vuestra oportunidad durante más de un siglo para ponerlo tono en orden y fracasasteis. Vuestra democracia se mostró inservible, insuficiente. La gente captó el teatro que representaba. Sofocar revueltas constantemente, ese era vuestro trabajo. ¡No era sistema de orden, era un subterfugio! ... "(...)
Los dos bloques, las dos mega corporaciones se tienen respeto y miedo a la vez y el mundo vive en una especie de guerra fría supervisada por increíbles avances tecnológicos. La mayor parte de la población posee implantes en el cuerpo que les facilita el acceso a la red o mejorar partes concretas de su cuerpo y la vida es dura, controlada y oscura.
Con estos argumentos, casi he definido en pocas palabras algunas de las características propias del movimiento ciberpunk que surgió en los ochenta, especialmente después de la publicación de la novela Neuromante (William Gibson). Esta relación de amor por la tecnología punta y la ambientación policial ha propiciado muy buenas novelas de género y en catalán, lo hemos podido constatar bajo la narrativa de Enric Herce y ahora, también, de Ricard Efa.
Centrémonos un poco más en la novela: Las màquines del caos, como decía, recoge toda esta tradición del ciberpunk y un poco más allá: Añade otros elementos especuladores para exaltar a un lector que ya de por sí se impacienta para conocer y empaparse de ingenios y tecnología puntera en este mundo con trasfondo distópico. En la novela se mezclarán, pues, interacciones con Inteligencias artificiales, desarrollos y almacenamiento de conciencias, predicción de eventos futuros e incluso contactos extraterrestres. Y todo ello con un ritmo endiablado que prácticamente no te deja respirar. La parte buena de todo esto es que abriremos los ojos de par en par continuamente y nos recrearemos con una historia cargada de intriga y de secretos por descubrir. La parte no tan buena es que el autor quizás quiere abarcar demasiadas temáticas y no acaba de profundizar demasiado en ninguna. Y eso es una lástima porque el potencial de esta novela es demoledor con todas las reflexiones que nos ofrece. La misma idea de análisis y control de datos para poder prever una tendencia, un punto clave del futuro donde actuar, me entusiasma:
(...) 'Extraemos información de las máquinas del caos, la interpretaban y pasaban las conclusiones al núcleo, que decidía cuándo y cómo actuar. Normalmente pequeñas incursiones, ciberataques a bases de datos, desconexiones eléctricas y mensajes a terminales privados de altos cargos del gobierno y de las corpos. Pequeños sabotajes que generaban una pequeña curva a las expectativas del caos. ... '(...)
La narración que nos trae Ricard Efa está expresada en presente y abarca varios escenarios a la vez y eso es importante para dar evidencia de la globalidad de la red y de los sistemas que juegan con la tecnología y también de los diversos personajes que nos encontramos. Por ejemplo, Apne, una hacker terrorista que forma parte de un comando o grupo que hace trabajitos de vez en cuando y que ahora es reclutado para escribir un código en uno de los ordenadores centrales de la corporación del Sistema de Estados. Tenemos también a la doctora Tlaxcala que experimenta con un agente que han retirado del servicio —al más estilo Robocop— para incorporarlo a nuevas tareas en un entorno muy diferente (por cierto, el agente Rata tiene un capítulo de presentación genial) y como no, tenemos a nuestra rebelde, Ira, una chica que forma parte de un grupo que siguen los designios de las máquinas del caos, ordenadores y logaritmos que exploran los nodos secretos de las redes para procesar información y poder prever colapsos futuros. Su misión: Destruirlo todo para intentar rehacer a una humanidad podrida.
En cuanto al ritmo de la novela tenemos una dicotomía: Los capítulos al principio de esta son más largos y como es normal intentan instalar al lector en una ambientación que no comprendemos a priori. Pero este ritmo a veces es un poco pesado (recuerdo el asalto de Apne y sus colegas al edificio Three-Geminisi que parece no acabarse nunca); en cambio, a veces se quiere ir tan deprisa que nos faltan páginas para asimilar lo que está pasando (por ejemplo. cuando Iris entra en acción). Esto no quiere decir que la novela sea lenta o rápida en sí, más bien es que estos pequeños cambios de ritmo la desajustan un poco.
¿Qué me ha gustado más? Pues sin duda su falta de complejos para atacar tantas líneas de acción, el sentido de la maravilla que despliega y una ambición que simplemente queda frenada por la falta de profundización en personajes y tramas. ¿Qué le echo de menos? Una mayor empatía con algunos personajes, especialmente con los secundarios que son demasiado olvidados en diversos momentos —tanto el agente Rata como por ejemplo Gäns Eden creo que tienen más potencial en esta historia—. Pero estos aspectos son simplemente oportunidades de mejora. Lo que me falla un poco es la ambientación de trasfondo entre las potencias. Me cuesta entender que el planeta haya derivado en dos bloques separados sin comprender qué ideología reina en cada lado y que además un muro inmenso ejerza de facto de frontera física. Lo encuentro forzado. Quizás debería haber rescatado un poco los orígenes de esta convergencia entre culturas, naciones y pueblos en sólo dos grandes espacios administrativos. Y también el porqué del recelo mutuo.
En todo caso, los pros y contras quedan muy compensados por el buen tono narrativo del autor y por las tramas y líneas argumentales con que vamos topando a medida que nos adentramos en este futuro de tecnología ciberpunk, pero que también abre las puertas a muchas otras posibilidades. Casi que animaría al autor a escribir un spin off porque de material y de ideas le sobran, esto es así.
Lo que nos debe quedar claro es que nos encontramos ante una buena historia y que la disfrutaremos mucho mientras leemos embobados todas las apuestas tecno-filosóficas que Ricard Efa nos trae de forma muy notable. Les màquines del caos ofrece buenos elementos para que lo paséis bien leyendo pero también para que reflexionéis sobre las infinitas posibilidades que nos aporta la ciencia ficción.
Eloi Puig
28/09/2021
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