Siempre es interesante escuchar a un autor hablar de su obra, aunque muy a menudo las preguntas que se le hacen y las respuestas que se dan son tópicos que todo el mundo ya tiene asumidos ... como las preguntas de los periodistas deportivos vaya. Así que resulta impactante que durante la presentación del libro por parte de su autor, Oscar M. Pich, en las XIV Ter-Cat de Girona afirmara públicamente y sin pelos en la lengua que escribir Mimas había sido una pesadilla.
Esta es la primera novela de un autor que se puede definir más bien como dramaturgo, pues es aquí donde ha publicado más y donde se siente más cómodo. Pero la mala experiencia de escribir la novela no le ha venido por el hecho de cambiar de género si no por todos los recortes y cambios editoriales que ha sufrido esta desde que la editorial se interesó. Para empezar ha sido ubicada en una colección juvenil -sólo hay que ver las preguntas y herramientas de trabajo del final del libro- cuando la novela nunca ha pretendido estar enfocada a este tipo de público. Pero supongamos que los editores sólo ven bien publicar ciencia ficción si es para jóvenes (un caso similar ocurría con Els silencis d’Eslet, publicado en la misma colección juvenil).
Pero parece que lo más grave es que no se vio claro que la novela hubiera sido escrita en estricto presente ... y se procedió a cambiar como si fuera una narración en pasado y sin el permiso explícito del autor . En fin, todos sabemos que un editorial quiere apostar por caballos ganadores y que a menudo retoca o sugiere cambios -ahora me viene a la cabeza por ejemplo la mutilación de más de 300 páginas de Iskander que dio lugar a una obra con carencias- pero creo que este último extremo de cambio de presente a pasado es un poco exagerado.
Pero vayamos a lo que nos interesa. ¿Qué es Mimas? Pues Mimas es una obra de ciencia-ficción filosófica, o al menos esa es su idea original, una novela que parte de una premisa inquietante: unos científicos son supuestamente intoxicados mientras catalogaban nuevas formas de vida en un planeta recientemente descubierto. Esta intoxicación es de carácter alimentario pero tiene efectos muy trascendentales: Otorga una especie de visión mesiánica a los que la consumen de manera que éstos afirman ser los escogidos ante Dios y promueven que el hombre deje el mal camino que lleva hasta ahora o será destruido.
Es un planteamiento atrevido en una sociedad donde la religión prácticamente ha desaparecido debido a los enormes y beneficiosos avances médicos. Si no hay desesperanza, no hay que rezar a ningún dios. Pero en medio de esta euforia por el autoproclamado homo perfectus estalla el asunto de los intoxicados que puede hacer remover las estructuras más firmes de la perfecta sociedad humana.
Vuelvo a decir que el planteamiento y la primera mitad del libro son muy interesantes. Las investigaciones del doctor Mijael para descubrir las supuestas toxinas de las frutas consumidas por los científicos mientras es presionado por el gobierno y las farmacéuticas invitaba a pensar en que la novela podría dar mucho juego. Pero poco a poco las situaciones se van volviendo más estereotipadas, poco a poco los recursos del autor van cayendo en la aventura simple ... parece que pierda esa chispa inicial y la novela acaba por convertirse en un entretenimiento justito. Las relaciones entre los protagonistas son frías, poco trabajadas y el desenlace esperado no se produce como uno quisiera - de hecho parece haber rendijas para una continuación-.
Un intento pues algo fallido, aunque posee una base científica y filosófica a tener en cuenta. Una novela que se deja leer bien - excepto por algunos flashbacks y cambios de escenario que no están marcados de forma diferente en el texto y que desconciertan al lector, claro que aquí ha podido fallar más la editorial que el autor - y que invita a meditar un poco sobre las posibilidades biológicas de las formas de serers vivos que aún quedan por descubrir en el universo - y por analogía en nuestra Tierra-. La novela es interesante en planteamientos y se desarrolla de forma amena, pero peca de poco resolutiva y de poseer personajes faltos de carisma.
Eloi Puig, 29/04/10
.
|
|