La primera vez que vi un mapamundi al revés fue en Nueva Zelanda. Para un geógrafo como yo, sorprende, acostumbrado a recorrer visualmente las proyecciones de Mercator o de Peters (¡Ecs!) del derecho, contemplar nuestro mundo al revés es extraño. Claro que los neozelandeses y australianos piensan que son ellos que están arriba. Todo depende del punto de vista. Siete años más tarde de aquel viaje contemplo el mundo cada día al revés pues tengo un mapamundi situado boca abajo delante de mí en la agencia de viajes que co-regento.
En la primera página del libro Nación, del incombustible Terry Pratchett, hay un mapamundi y en la última, también pero al revés. Primera pista que Pratchett nos quería decir algo. Y son mapamundis curiosos, pues aparte de una extraordinaria longitud de Nueva Guinea -que creo es un error del dibujante- el hecho que más llama la atención es que Australia está partida prácticamente en dos y encima aparece la leyenda: "Australia próxima" y Australia lejana". Pero si nos fijamos más podemos descubrir también que en la zona templada de América del Norte están los "Estados Reunidos". Más pistas que nos dicen que nuestro querido escritor inglés o nos da información sutilmente o se ha vuelto loco.
La cuestión es que estas pistas nos dan a entender un hecho que vemos se desarrolla a medida que avanzamos con la lectura. Nación es una ucronía, una historia alternativa, una historia que podría haber pasado, o mejor dicho que pasó pero en otro universo donde las cosas eran un poco diferentes. La acción se sitúa a finales del s.XIX, en plena era de los descubrimientos científicos y teorías que hacían tambalear religiones (que le pregunten a Darwin) pero con sutiles diferencias: Australia está partida, existen especies como los pulpos arborícoras o una epidemia ha matado a la plana mayor de la realeza británica y ahora están buscando el descendiente más próximo por los mares del sur no sea que los franceses reclamaran la corona vacante.
No, no se trata de una típica novela de humor de Pratchett. Sí tiene golpes de efecto y situaciones divertidas pero esta vez la novela trata de centrarse un tema universal: La eterna lucha entre la razón y la superstición. "La religión no es una ciencia exacta" dice Pratchett en boca de uno de los personajes de libro.
Nos encontramos con un tsunami que destruye prácticamente la isla autodenominada "Nación" por los aborígenes que la habitan. Muy pocos se salvan, entre ellos Mau, un chico que estaba pasando unos días fuera en plena ceremonia para convertirse en adulto. Cuando vuelve, sólo quedan los restos de lo que había sido su mundo y una chica británica de clase alta que es la única superviviente de un naufragio. A partir de aquí el lector puede pensar que nos encontraremos con un idilio al más puro estilo El lago azul pero no. La novela juega con las creencias de Mau y la razón de una educación inglesa para que cada uno aprenda lo que tiene más en falta: Mau, poco a poco descubre la ciencia, o lo que es lo mismo: Que los dioses son demasiado caprichosos por resultar lógicos. Y Daphne -Emitrunde para su abuela- empieza a comprender el valor de dejar atrás las reglas de la alta sociedad y también en creer en aspectos del más allá como ciertos viajes astrales y como unas voces sospechosas que oyen de vez en cuando - las voces de los ancestros y de las antepasadas son algunos de los pocos puntos fantásticos de la novela y de hecho se podrían interpretar como voces del subconsciente de cada uno-.
La novela combina la aventura, el humor y la reflexión pero quizá el ritmo no está a la altura y varios momentos decae. Nunca llega a resultar aburrida o simple pero quizás la estructura no acaba de cuajar en algunos capítulos - hay flashbacks que sobran por extensos o por poca importancia-.
En todo caso pero, a medida que avanza la novela los objetivos de Pratchett se van haciendo más claros: Dar una lección, una moraleja, sobre la ciencia y la religión a través de situaciones grotescas y aventuras esperpénticas. No llega a alcanzar el mismo nivel de calidad que por ejemplo en Dioses menores - donde también estos temas universales eran tratados y aquí sí, parodiados, de forma excepcional-, pero se le acerca un poco.
Nación es una novela fuera del ciclo del Mundodisco, un libro fácil de leer y ameno, que quizás para los fans de Pratchett no acabe de cuajar por las expectativas que se crean pero que seguro para el lector de narrativa general será un descubrimiento interesante. La prosa inteligente de Pratchett es un aval para que el libro resulte no sólo entretenido sino también reflexivo
Eloi Puig 10/05/2010
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