La fantasía épica siempre ha sido una de las principales corrientes de la literatura fantástica donde los autores buscan verter su imaginación y quizás la primera donde intentan expresar su desazón por las letras, especialmente en escritores noveles reflejados por las obras de Tolkien y de otros grandes autores. La mayoría de nosotros ha comenzado a introducirse en este mundo del fantástico a través de la épica, sea clásica o más moderna con largas sagas de autores anglosajones que son las que normalmente acaparan nuestra atención. No es que no existan autores que escriban en castellano - en catalán la cosa obviamente está mucho peor- pero normalmente hemos tenido siempre tendencia a dejarlos un poco de lado, como si el producto que nos ofrecen no estuviera a la altura.
Naturalmente esto es un error. Aunque no me he dedicado a seguir fielmente el currículo de los autores españoles, sé que hay muchísimos que han cultivado la fantasía épica. Mi pila de pendientes lo evidencia, os lo aseguro. Y en los últimos años hay algunos que han sobresalido de entre el resto con la cabeza bien alta aportando fantasía épica (o heroica) de calidad notable. Por ejemplo tengo muy buenos recuerdos de obras como Dos coronas de Susana Eevee, o La ley del trueno de Sergio Mars. Ambas más que notables y muy recomendables. O también la fantasía heroica de carácter más lírico de Jordi Balaguer y su La maldición de Gryal, también muy interesante.
Y ahora me he topado con Neimhaim de Aranzazu Serrano. Y según mi modesto entender, Neimhaim es la mejor novela de fantasía épica escrita en castellano que he leído en los últimos años, al menos desde aquella maravilla que fue Señores del Olimpo de Javier Negrete hace casi una década. Neimhaim, además, es una ópera prima de una autora que según sus propias palabras ha dedicado veinte años a escribir la novela vertiendo pasión por cada una de sus páginas. Y el resultado es excelente.
La novela sigue la estela de las sagas vikingas, o al menos está directamente inspirada en la mitología nórdica. No sólo porque habla a menudo de dioses nórdicos como Odin (que incluso aparece brevemente en persona), Thor o Frejya, sino porque la ambientación geográfica recuerda a los recortados fiordos noruegos. Incluso una tierra inventada como el reino de Hertejänen tiene el perfil exacto de la isla de Islandia - por no mencionar que el glaciar Vatjanökul existe realmente y en la novela es la residencia de un diós. Esta ambientación nos ayuda fácilmente a situarnos en la ficticia península prohibida de Neimhaim donde dos etnias, dos pueblos antagónicos conviven en paz pero también con recelo: Los Kranyal – a los que descubrimos como típicos vikingos- y los Djendel, un pueblo totalmente pacífico que guarda una armonía muy grande con la naturaleza y se sumergen para recoger su esencia y utilizarla mágicamente mediante un vínculo llamado nifflheim. Sí, es como si la Fuerza estuviera con ellos.
Los dos pueblos sufren una invasión extranjera devastadora y deciden unir esfuerzos con una alianza matrimonial que parece contra natura entre los futuros descendientes de los jefes de cada clan y que será la manera de sellar dicha alianza. Han descubierto que si se unen, ambos clanes salen ganando y que esta extraña simbiosis social es la clave para sobrevivir. Los futuros reyes de Neimhaim nacen en el mismo día - niño y niña- y parecen gemelos aunque provengan de padres diferentes. Son los Hijos de la Nieve y la Tormenta - que da nombre a la saga-, bendecidos por la mano del Señor de los Hielos, Nordkiin, el diós del Norte, el cual toma protagonismo mientras teje una serie maquinaciones a muy largo plazo para ejecutar una venganza divina.
Tenemos pues grandes elementos tópicos de la épica fantástica: Reyes recién nacidos, profecías, magia, guerras intestinas, exploración de nuevos territorios y la presencia divina que se cierne sobre el destino de los pueblos de Neimhaim. Tenemos, en definitiva, una historia épica que exalta las virtudes típicas de estas sagas: el honor, la valentía, el destino, el amor platónico, el orgullo, la envidia ... todo lo que podríamos valorar en una historia que como es de suponer tiene repercusiones a nivel de otros territorios y razas. Neimhaim es una península aislada donde sus habitantes no conocen la realidad de los reinos extraños que es como llaman a las tierras más allá del istmo. En estos reinos foráneos también encontramos los dasarin - el equivalente a los elfos que conocemos todos-. En esto la autora no ha podido desembarazarse de un cierto aire tolkiniano. Aunque para ser justos los elfos son propios de la mitología nórdica y por tanto tienen todo el derecho del mundo a aparecer.
Neimhaim es una novela voluminosa - 860 páginas- y muy ambiciosa. La autora no ha escatimado tiempo para escribirla, modificarla y corregirla. Y le ha salido realmente redonda: Tiene un estilo de aires clásicos, centrada con los dramas personales de los principales protagonistas: Ailsa. Hija de los krayan y Saghan, hijo del djendel, criados desde pequeños para convertirse en los reyes que salvarán Neimhaim de la destrucción. La autora centra mucho la atención en la vida de estos personajes pero sin olvidar el importantísimo papel de sus progenitores y de algunos protagonistas secundarios que tendrán papeles relevantes en años posteriores.
Hay que decir la autora realiza ejercicios de equilibrismo muy conseguidos para que la atención no se centre exclusivamente en la pareja protagonista. De hecho hay capítulos que la acción traspasa fronteras y se desarrolla en diferentes lugares al mismo tiempo, dando un sentido de intensidad y de urgencia cuando un hecho repercute en otro que está a cientos de kilómetros. La prueba más difícil creo yo ha sido saber introducir dentro del argumento la presencia activa de un dios. Esto no es fácil pues dotar de verosimilitud una historia donde una - o más- deidades intervienen puede hacer resentir los pilares de la trama y provocar l acaída de toda la estructura. Aranzazu Serrano ha salido bastante satisfactoriamente del problema, especialmente hacia el final del libro. Los principios siempre cuestan más de asimilar al no estar demasiado familiarizados con el universo de Neimhaim
La lectura es fluida y muy amena, pese el volumen de páginas. Quizás podemos acusar una desaceleración en la segunda parte pero la autora es capaz de mantenernos atentos en todo momento con una historia original y muy trabajada que combina capítulos llenos de acción con otras más de reposo. También encontramos enigmas y resoluciones eficaces sobre el origen de los clanes de Neimhaim y su devenir. Sí es cierto que especialmente al principio hallamos pasajes que se podrían haber trabajado más a nivel argumental- sobre todo por su gran importancia- como son el caso de la primera pelea -infantil- entre los futuros reyes y el primo Sigfred que se trata demasiado de paso. O también hubiera sido una buena idea dedicar más capítulos en Vije y sus poderes sobrenaturales - son uno de los pocos puntos oscuros de la novela pues no se nos dice cómo los adquirió etc ...-. Pero la historia cumple sobradamente con lo que buscamos: Diversión de alturas épicas escrita con mucho maestría por parte de una autora desconocida pero que el equipo de Fantascy ha tenido en bien fichar.
Terminaré diciendo que la novela es totalmente autoconclusiva aunque dejó algunas líneas argumentales abiertas para poder continuar con la historia - como parece que está haciendo la autora-. Leed Neimhaim y sumergiros en una novela épica que no tiene nada que envidiar a la de autores de primer orden del mundo anglosajón.
Eloi Puig, 16/11/2015
|
|