Parece una frase recurrente pero hay que decir que Mai més Llibres lo ha vuelto a hacer. Ha vuelto a traernos buena literatura a su colección más inclasificable, Catxap; esta vez no tan rompedora como más bien de inspiración clásica y que nos acerca el terror cósmico que imaginó H.P Lovecraft hace casi un siglo. Como... ¿Que esto no es demasiado original? Quizás sí es cierto que últimamente me encuentro más obras que nunca emulan y homenajean a los terrores del peculiar maestro de Providence, ¿Pero sabéis qué? No en catalán.
Mai Més Llibres ha apostado por una autora completamente desconocida en nuestras latitudes como es Cassandra Khaw para volver a estremecernos con las a veces delicadas, a veces abominables descripciones de los monstruos lovecraftianos. Pero vayamos por partes que hoy me apetece explayarme un poco:
Un servidor no ha sido nunca un ferviente admirador de todo lo Lovecraftiano. Esto no quiere decir que no le reconozca un mérito increíble a un escritor que en poco más de 10 años agitó al mundo literario evocando y narrando horrores sin forma y creando una mitología propia que va más allá de nuestro entendimiento como especie humana. Mi primer contacto con Lovecraft fue a través del rol, con la ya clásica portada de Joc Internacional de La llamada de Cthulhu. ¡Quién no podría quedarse boquiabierto con aquella ilustración! Pero jugué pocas partidas (me decantaba más por MERP) y después de aquel primer contacto pasaron algunos años hasta que un amigo me dejó una de las antologías por excelencia lovecraftiana: Los mitos de Cthulhu.
Aquellos relatos me gustaron mucho y algunos incluso me dejaron la piel de gallina pero después de eso (y de leer algún que otro clásico como Las montañas de la Locura o El que susurra en la oscuridad, mi relación con Lovecraft se quedó congelada durante muchos años. Esto quiere decir que los monstruos y especies que figuran en este universo de terror cósmico se han ido diluyendo con el tiempo en mi memoria y que no me afectan ni me excitan tanto como cuando siento otros nombres como "Balrog" o "Ank- Morpock" por ejemplo. De hecho, voy bastante perdido con la mitología cthulhuniana.
Pero desde hace un cierto tiempo he detectado que la influencia de Lovecraft en generaciones más actuales es más firme que nunca, al igual que lo fue para muchos autores clásicos anglosajones que continuaron su obra. De hecho, desde hace pocos año no paro de leer novelas que se relacionan de una manera u otra con sus mitos como por ejemplo Agentes de Dreamland, La balada de Tom el negro o una de las mejores de este año proveniente del País Valencià: la magnífica Lago negro de tus ojos de Guillem López; también he notado un interés en otras obras directamente relacionadas con el autor como Los nombres muertos o H. P Lovecraft, el escritor de las tinieblas.
Pero, a pesar de esta cierta saturación (por mi parte), que la editorial Mai Més Llibres haya traducido al catalán dos novelas cortas relacionadas con los mitos de Chulthu de una autora que ha sido finalista a los premios locus, me llena de satisfacción porque, sí, como de tantas cosas, también en catalán vamos escasos de referencias lovecraftianas.
Persons non Grata es, como comentaba, una recopilación de dos novelas cortas de la autora Cassandra Khaw (a la que por cierto podréis conocer en persona la primera semana de febrero en el CCCB de Barcelona) y además, son dos obras que pese a tratar temas similares son de estilos muy alejados entre sí, lo que hace que se complementen a la perfección y que sean dos novelas ideales para introducirse en el terror cósmico Lovecraft especialmente para quien no se haya atrevido nunca hasta ahora.
Cops de Martell, ossos trencats (Martillazos, huesos rotos) es una novela que nos habla de cosas que no pueden existir, de posesiones y de un detective llamado John Persons muy estereotipado, típico de la novela negra más clásica. Es una narración directa que pretende revolvernos el estómago y la mente y que nos ofrece imágenes potentes, transgresoras y que nos hacen pensar que los protagonistas deberían caer locos ante los espectáculos de ojos y tentáculos que desatan las cosas viscosas y sin forma que aparecen en la narración.
Khaw nos acerca a la cruda realidad cthuluniana pero bajo una perspectiva de investigación criminal llevada por un detective que también forma parte de este terror innombrable. El hecho, sin embargo, es que mi escasa experiencia con los monstruos lovecraftianos me ha pasado factura porque no sabía que pudieran hacer lo que hacen en la novela. Siempre me he movido bajo un sentido de credulidad y una esperanza para encontrar significados que no tengo porque entender... pues quizás mi mente no es apta para reconocer los horrores cósmicos que me presentan. La historia es ágil y bien narrada. Quizás el final es demasiado ambiguo para mí pero aun así es una obra potente que no puede dejarte indiferente.
La segunda novela corta se titula Una cançó de quietud (Una canción de quietud) y curiosamente me ha gustado más que la primera. El hecho es que el estilo de esta segunda obra es mucho más relajado, más sutil, más intrigante incluso... más en acorde (me atrevería a afirmar) con la pluma de Howard Phillips Lovecraft. No nos muestra tanto pero a la vez nos hace sentido más pequeños, más ridículamente insignificantes ante fuerzas que no podemos comprender ni tampoco asimilar. El protagonista aquí es un músico negro que toca su saxo en locales de mala muerte de Nueva Inglaterra. Es también como una canción triste que irremediablemente me ha recordado a La balada de Tom el negro pues tanto la temática como el protagonista tienen mucho en común.
También aquí encontraremos nuestro detective extraño y misterioso, John Persons, que intentará detener un proceso que podría destruir el mundo. Y sí, la manera que tiene Cassandra Khaw de narrarnos esta historia es relajada pero también incorpora momentos épicos como una batalla final digna de ser llevada al cine. Pero sigo diciendo que es una obra más contenida, menos explícita y más lovecraftiana que a la primera.
Si tengo que hacer un reproche a la autora es que me hubiera gustado saber más sobre el detective John Persons, sus orígenes o el porqué de su estrecha vinculación con todo lo relacionado con los Dioses primigenios. Quizás se explica en otras narraciones de la autora pero aquí el detective se convierte un poco demasiado omnipotente para mi gusto.
Sólo hay que ver la extraordinaria portada de Xulia Vicente para darnos cuenta que algo se mueve donde no toca, que el rastro de nuestro detective nos deja visiones perturbadoras de seres que no pueden existir. Un libro ideal pues para la presente colección. Un Catxap como la copa de un pino: Visceral, tenebroso, diferente, transgresor y quizás no apto para todos los públicos pero sí una obra que realiza una tarea increíble por un lado al acercarnos al terror Lovecraft a nuestra lengua (El catalán), y por la otra ofreciéndonos una tipo de literatura que es muy poco presente y que hay que reivindicar más... una literatura llena de formas extrañas, sutilezas que nos pueden provocar escalofríos e imágenes que nos pueden enloquecer.
Y ya sabéis... "Ph'nglui mglw'nafh Cthulhu R'lyeh wgah'nagl fhtagn"
Eloi Puig
28/12/2019
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