John Brunner es conocido sobre todo por su trilogía de la
catástrofe, unas novelas que todavía no he tenido
el placer de leer pero que a buen seguro adquiriré algún
día. Pero reconozco que nunca se me hubiera ocurrido comprar
un libro con un título tan horroroso como... Jugadores
del juego de la gente, si no fuera porque me costó 0,5 €
y pertenecía a una editorial a la que tengo mucha estima.
Efectivamente, el título no creo que ayude en un lector
potencial a comprar esta obra de Brunner -también cabe aclarar
que en inglés no suena tan mal- y la contraportada tampoco
ayuda demasiado. Pero el contenido ya es otra cosa.
Para empezar Brunner utiliza un esquema argumental que prácticamente
se desarrolla al revés de lo normal. No tenemos un hecho
más unas consecuencias si no más bien una serie de
consecuencias que acaban explicando el origen, el hecho.
La novela no empieza bien: Un poco confusa, sin parecer tener ningún
rumbo fijo, pero el autor es capaz de introducirnos en una trama, a priori, poco coherente y a darnos cada vez más información
para tenernos atados a la lectura. Y eso tiene un mérito.
Además, el estilo de Brunner es fluido aunque a veces cargado
-puede que adredre- para sutilmente informarnos de aquello que habríamos
de vislumbrar entre líneas.
Resulta que nuestro protagonista es una persona que lo tiene todo
hecho, que las cosas le salen bien siempre, que se le cumplen la
mayor parte de sus deseos y que vive a pirna suelta junto con otros
"amigos" que reciben los mismos presentes... a cambio
de perder algunas horas o días de su existencia de vez en
cuando, mientras están poseidos por una entidad superior.
Sí, es un tema ya tratado anteriormente a la ciencia ficción,
como en el caso del cuento Pasajeros de Robert Silverberg,
más conciso y devastador que esta novela, pero Brunner acaba
saliéndose con la suya, va colocando las piezas en su lugar
y va ordenando el engranaje de la novela -no sin ciertas dificultades-
para acabarla de forma más que correcta.
Además nos abre puertas en reflexionar sobre temas como
el destino, la voluntad, el acomodo a la vida fácil, el olvido
del pasado cuando las cosas van bien... todo para evolucionar su
personaje a la inversa de lo que es normal: De la seguridad en sí
mismo a la desesperación de saber quién es realmente,
del pasotismo al acomplejamiento interior, del creer que lo sabe
todo a saber que no sabe nada.
No es una novela redonda, pero en poco más 150 páginas
realiza una crítica profunda al individuo moderno, a sus
deseos banales y a la pérdida de la creatividad y de la esencia
de la humanidad.
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