¿Como se puede resolver un misterio insolucionable? Esta
es la premisa en la que se basa Lem para introducirnos en uno de
sus campos preferidos: El darnos cuenta de las limitaciones que
tiene la humanidad en cuanto a los fenómenos del universo.
En algunos cementerios y salas funerarias de los alrededores de
Londres se están descubriendo cadáveres movidos, e
incluso algunos parecen que se han desplazado por su propio pie,
como si se tratase de una resurrección
un misterio.
La investigación que se realiza se canaliza a través
del protagonista: Un detective de Scotland Yard que debe
de encargarse de buscar una explicación racional al fenómeno.
Y aquí es donde Lem nos hace trabajar la cabeza (aunque intuyo
que expresamente) ambientando la investigación de forma oscura,
confusa, sin que el detective avance en sus conclusiones y sin que
sepa en ningún momento qué esta pasando realmente;
a veces, incluso describiéndonos situaciones que no tienen
nada que ver con la trama central de la novela.
Por qué de eso se trata, del enfrentamiento, por un lado
entre lo real, lo que es seguro, lo palpable, las pistas, el causa-efecto
y por otro lado, el milagro, lo absurdo, lo inexplicable
este
tipo de lucha entre la llamada causa-efecto que busca todo buen
policía y el hecho inexplicable, al menos con las leyes físicas
que conocemos actualmente, es el verdadero trasfondo de la novela.
Pero Lem se por las ramas, la historia es confusa, no tiene cuerpo,
es una complicada divagación por la mente del investigador
que se esfuerza para hallar una explicación a lo inexplicable.
Las teorías de física cuántica tampoco están
expresadas de la forma más adecuada para que el lector se
pueda sumergir en la historia: Una vez más, una buena idea
que se queda en poco más que eso.
No me ha gustado el trato de paranoia metafísica que ha
dado Lem a su novela, solo con un poco más de sensibilidad
para que su lector para que este entienda exactamente qué
pretende decirnos el autor, hubiera sido suficiente. Pero claro,
esta también es la gracia de un autor que escribe obras maestras
como Solaris i que aborda continuamente los temas comentados anteriormente: El
miedo a lo desconocido, a la incomprensión, a todo aquello
que se escapa y se escapará a nuestro entendimiento simplemente
porqué no somos capaces de alcanzarlo.
Pero también encontramos esos pequeños momentos de
calidad literaria por parte del autor: El de la ambigüedad,
el del misterio, la divergencia entre el milagro y el hecho consumado,
entre la explicación científica y la puramente fantástica
y la resolución del caso (si se le puede decir así)
con una conclusión que se puede interpretar por las dos vertientes.
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