El segundo número del fanzine Miasma en su edición en catalán nos presenta una recopilación más que interesante ya que los cuentos que lo componen son los finalistas al Primer Premi Miasma de Relats de Terror y Ciència-Ficció. Los ganadores han sido ITER de Carles Malet para la sección de ciencia-ficción y Sang D’Ornalah d'Enric Herce en la categoría de Terror. Curiosamente no hay premio para la sección fantástica, no se si por falta de relatos presentados o porque se ha unido con la sección de Terror, donde no nos engañamos, la mayoría de los relatos son del cariz fantástico sobrenatural y el umbral entre unos y otros muy a menudo queda difuso.
Para empezar diré que en general los cuentos de la sección de Ciencia-Ficción me han parecido de un nivel más elevado que los de la sección de Terror. Claro que hay que tener en cuenta que me interesa más la primera temática que la segunda. Un hecho relevante es que cuatro de los cinco cuentos finalistas de esta sección son del mismo autor: Carles Malet. Y si bien quizás no es muy normal, sí que tengo que afirmar que sus cuentos me han parecido los más trabajados.
Para un servidor, los mejores relatos de la sección de ciencia-ficción han estado, El parany del Gúgol y ITER, ambos de Carles Malet. El primero es original y atractivo; un cuento que plantea los temores clásicos en los primeros intentos de creación de inteligencia artificial (aunque su uso sea sólo aplicado para actividades creativas). Pero el relato está llevado con buen cuidado, explicándonos a través de un gran flashback la evolución de esta inteligencia creativa que por primera vez en la historia no es humana. Una buen cuento para la reflexión. El segundo, ITER, es una historia en clave catastrofista que especula con la energía nuclear para narrarnos la extinción de la especie humana (al menos en su forma física). Bastante interesante y bien narrada. Mantiene un buen ritmo y en general deviene en un relato entre moralista y científico que resulta muy satisfactorio.
El relato Compte enrere intenta abrir nuestra mente a un hecho chocante: El descubrimiento del comienzo de la implosión del universo. Es un argumento a grandísima escala llevado con acierto que me ha recordado muy directamente el cuento Fin de Frederik Brown (por cierto, el cuento más corto que he leído nunca). En este caso Malet no sale tan bien parado, sobre todo por introducir escenas bastante estereotipadas que parecen más extraídas de una película de espionaje que de un relato de ciencia-ficción. En todo caso, sin embargo, el intento es loable.
Y también muy interesante es El gen del mal, un cuento de temática genética donde un descubrimiento puede trastocar enormemente los conceptos éticos a que hemos sido sometidos toda la vida. Es una historia original y ágil que da para mucho más pero que queda un poco cortada por su condición de relato.
L’adveniment de la profecia, de Ramon Gonzàlez el único seleccionado para la final que no es de Carles Malet es un relato catastrofista y moralista con sorpresa final incluida. Incide en el aspecto descriptivo de una devastación post-atómica. Interesante.
La sección de Terror también tiene un ganador: En este caso Enric Herce con su relato Sang D’Ornalah. También tengo que decir que coincido esta vez con el jurado. Éste es un cuento que mezcla la fantasía con la historia, el terror sutil con el horror más crudo. Es una historia de vampiros explicada a través de diferentes personajes y del propio narrador, de manera que encontramos puntos de vista diferentes del problema y una prosa fluida tanto cuándo se expresa en primera como en tercera persona. Da la sensación que el autor haya querido meter una historia más amplia en las pocas páginas del relato. Creo que el argumento tiene bastantes elementos interesantes (vampiros, investigación medieval, guerras, diferentes percepciones de la religión etc...) como para llegar a ser una narración más larga, quizás una novela corta. Al querer condensarlo en un relato creo que la estructura se resiente. En definitiva, sin embargo, un cuento ameno de leer pero que te deja con la desazón de que podría dar más de sí si tuviera un mayor desarrollo. Desde aquí animo al autor a probarlo.
El otro cuento destacado es La pilota blava, una correcta historia de terror. Con ritmo y ágil. Una niña ciega entra en un cementerio abandonado en busca de una misteriosa pelota azul que sus compañeros han desistido de coger. El autor desarrolla un cuento corto, conciso y bien atado. A menudo es de agradecer en cuentos de este tipo.
La mà de Carles Malet sufre un pequeño problema de base que consiste en su falta de originalidad pues muchas veces se ha visto el recurso de una mano con vida propia en relatos de terror y otros medios. Eso hace que el interés por la historia sea hasta cierto punto relativo. Sin embargo, la narración es más que correcta y la historia se lee bien.
El convidat es un relato con aires enfermizos pero que no acaba de reflejar la repugnancia como pretende. Se lee bien pero quizás abusa de los adjetivos al mismo tiempo de querer provocarnos ciertos sentimientos. El argumento gira en torno a un pintor que tiene que realizar tareas de su oficio en un caserón viejo donde el ama lo observa de forma inquietante.
Finalmente, La Lluna de Castellar de la Muntanya es una clásica historia de fantasmas donde el autor intenta ponernos en tensión pero con un anticlímax que se convierte en un poco estéril. Las explicaciones posteriores del porqué de todo se intuyen precipitadas a pesar de resultar coherentes para entender la historia.
También hay un relato de género fantástico (fuera de concurso). Se trata de Permutación. Fantasía en estado puro en un intercambio de papeles entre el mundo natural y el humano. Lástima que no se haya profundizado más en el estado psicológico y terrorífico. Curioso.
Quisiera también mencioanr la portada del número, obra de Eduardo Bustos. Muy inquietante.
En definitiva, una primera edición de los premios Miasma que sinceramente espero que se repita y se convierta un referente en la literatura fantástica catalana.
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