La segunda parte de la Trilogía La primera ley ha confirmado lo que ya intuía al terminar su precessora: La Voz de las espadas. Y es que ya puedo decir que soy un fan incondicional de Los Grandes Guerreros, aquel grupo de sodados de fortuna veteranos, tirando algunos a ya a abuelos, que sin ser en ningún momento protagonistas de la historia, son parte de ella y de forma muy especial. Guerreros, soldados, mercenarios, un grupo de cinco que merecería un spin off en toda regla.
Pero vayamos por partes, que los dedos sobre el teclado se me han ido por donde no tocaba: Antes de que los cuelguen es una novela que mejora aún más sobre la anterior entrega. No tanto por la trama en sí - recuerdo que el arco argumental de la trilogía no destaca por su originalidad- si no por que evidencia una vez más que con un buen tratamiento de los personajes, tienes ganada a la audiencia, los lectores.
En este volumen la historia continúa dividida en tres frentes: para empezar el grupo ecléctico que manda Bayaz, el Primero de los Magos, una expedición hacia los confines del mundo y sin un objetivo claro - la información al respecto se va proporcionando poco a poco-. Un grupo formado por el propio Bayaz, una especie de parodia del típico mago que en este segundo volumen pierde un poco de interés a favor del dúo Logen Nuevededos y Ferro, donde Abrecrombie nos ofrece uno de los combates más interesantes y divertidos del libro - y no me estoy refiriendo a violencia física precisamente-. También está Jezal, el pijo de la corte reconvertido en un guerrero sin experiencia - y que de hecho nadie sabe todavía que pinta en la expedición. Y finalmente el aprendiz Quai, un personaje tan enigmático como invisible ... que seguro se convertirá importante en el futuro. Es aquí, en esta línea de acción donde el autor aprovecha para narrarnos de cuando en cuando la mitología propia de este mundo épico. De dónde salieron las cosas y cuál es el peligro real de la guerra que rodea el mundo.
Por otra parte, Glokta, nuestro querido lisiado, el personaje sin duda más bien trabajado, debe volver a ponerse la gorra de estratega y defender una ciudad indefendible, llena de intrigas y vacía de soldados, además de investigar la muerte de su predecssor en el cargo. Sus investigaciones le llevarán a contactar con gente poco amigable ... los banqueros!
Finalmente, y no por ello menos importante tenemos una última línea de acción centrada en la frontera de Angland, donde los ejércitos de los Hombres del Norte y de la Unión están a punto de enfrentarse. Una tierra salvaje y helada donde el coronel West se las verá maldadas para compaginar sus tareas militares junto al príncipe heredero. Y aquí es donde vuelven a aparecer los Grandes Guerreros (Tresárboles, Dow el negro, Tul, Hosco y Sabueso), como decía, un grupo de veteranos que harán las delicias de los lectores.
Todo ello en una novela con buen ritmo y que sabe combinar a la perfección momentos épicos con pausas más relajadas, escenas de pura y dura batalla con conversaciones triviales o un sutil sentido del humor. Antes de que los cuelguen capea la historia dando el protagonismo a los talantes de los personajes y poco más. Sí, ciertamente el autor parece estar jugando con ellos, como en un tablero de risk (lo del ajedrez era algo repetitivo no?), Desplegando las unidades por diferentes partes del mundo a fin de que el lector vaya uniendo las piezas del puzzle. La verdad es que no preocupa demasiado saber por dónde irán los tiros ... interesa más las historias personales de todos los personajes que la línea general de la trama.
Una muy buena novela pues. La tercera parte, El último argumento de los reyes, cerrará la trilogía.
Eloi Puig, 11/10/12
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