Hasta día de hoy sólo había leído un relato de mi admirado China Miéville: "La cuerda es el mundo", publicado hace unos años en la antología Terra Nova 3. No me pareció nada especial, al menos comparado con la imaginación desbordante de sus novelas. Pero ahora, La editorial La máquina que Hace ping, se ha lanzado a publicar la antología Buscando a Jake y otros relatos y mi percepción sobre la obra corta de Miéville se ha ampliado y transformado de manera extremadamente positiva.
Los relatos incluidos en la presente antología son una muestra ecléctica de los primeros años de carrera del autor británico. Pero no sólo porque toca muchas temáticas sino porque también se nos presentan en diferentes formatos: Desde la narración contenida y esperada, hasta tramas que hay que distinguir en medio de lecturas de cartas y recortes de periódicos, también relatos expresados en formato periodístico, enciclopédico e incluso en cómic. La fantasía es quizás el subgénero más tratado en esta antología pero no debemos olvidar algunas dosis de terror y también como Miéville demuestra saber tratar el humor y la ironía de forma excelente. El resultado es fascinante porque la inmensa mayoría de los cuentos son ante todo, originales, y nos abren las puertas a mundos que a menudo difícilmente podemos meter dentro de nuestra pobre mente humana. Empecemos:
El cuento que abre la antología y le da título es "Buscando a Jake". Aquí Miéville nos presenta a Londres como un elemento que cambia y muta a ojos del narrador. Una transformación fantástica y sutil, tal vez un antecedente, un precursor o una inspiración de obras como La Estación de la calle Perdido o La Ciudad y la Ciudad. Es un relato relajado y descriptivo que te envuelve de sensaciones extrañas y de ideas oscuras y abrumadoras. No es mi preferido ni mucho menos pero es un buen comienzo.
"Cimiento" es un relato fantástico y muy crudo edificado sobre un hecho histórico (soldados iraquíes enterrados vivos). Tiene mucha fuerza y el autor transmite inquietud y energía por igual. Posiblemente una de las historias más originales de la recopilación. buenísimo
Miéville también sabe tocar el terror fantástico con "El parque de bolas", un intenso cuento de intriga alrededor de un parque infantil de bolas de plástico de unos grandes almacenes. La tensión impregna las páginas y el autor se expresa de forma muy abierta. El final, sin embargo, es un poco ambiguo para mi gusto. A destacar que fue escrito con dos colaboradores: Emma Bircham y Max Schaefer.
La primera rareza extrema de la antología la encontramos en "Informes sobre diversos sucesos acaecidos en Londres". Posiblemente la historia que nos demuestra con más claridad la imaginación desbordante del autor incluso para la fantasía más vanguardista o experimental. Quizás, sin embargo, la manera en que Miéville nos la expone (recortes de periódico, cartas etc ...) no es la más adecuada pues deja al lector durante un buen rato sin entender qué nos está proponiendo el autor. El resultado es tan fascinante que resulta brillante. Prefiero no adelantar nada de la trama para que os sorprendáis a medida que vaya descifrando la trama.
El siguiente relato, "Familiar" nos permite comprobar cómo Miéville sabe describirnos una evolución biológica de una entidad familiar (un ser mágico atado a un brujo o similar). Podría haber narrado los primeros pasos de un extraterrestre si hubiera sido necesario pues el proceso sería similar al de historias clásicas de la ciencia ficción como Heinlein y su Amos de Títeres y muy especialmente La mente invasora de Frederic Brown) El ritmo es elevado y no nos deja tiempo a acomodarnos. Muy bueno.
"Entrada extraída de una enciclopedia médica" es otro curioso relato, en este caso narrado a base de artículos en el formato mencionado en el título. Se nota aquí el interés de Miéville por el lenguaje al tratar una historia de una enfermedad que se transmite a través de la voz. Quizás fue una inspiración para luego escribir la muy notable EmbassyTown
Oh! "Detalles" es otra maravilla escrita del londinense. Aunque me recuerda a otro extraordinario relato de José Antonio Cotrina, ("Entre líneas"), esta historia es igual de terrorífica y angustiosa, especialmente en el último tramo. Un niño lleva cada día comida a una señora que vive encerrada en una habitación pintada de blanco. La historia que esconde este hecho extraño es perturbadora con una trama que cultiva de forma lenta pero demoledora el terror fantástico.
En cuanto a "Mensajero", lo podríamos definir como un relato psicológico excelente del que no sabemos si se trata de una paranoia del personaje principal o todo lo contrario. Quizás el menos fantástico de todos pero llevado con gran habilidad. Un chico recibe mensajes aparentemente provenientes de espías y encontrados en lugares insólitos e imposibles de prever. Pero él sigue siempre las indicaciones que le llegan hasta que un día decide no hacerlo...
Me ha encantado también "Cielos diferentes" o como hablar sobre otras dimensiones con una base terrorífica. Un señor de edad avanzada compra un día una ventana decorativa pero poco a poco intuye que no está solo en su casa cuando oye voces y ruidos que provienen de la misma. Miéville nos ofrece una gran narración llena de intriga y escalofríos y con un final digno. Muy bien.
Una de las historias menos fantásticas (al menos cuando fue escrita) es "Acaba con el hambre", una profunda crítica a empresas y ONG que juegan con nuestra sensibilidad pero que en el fondo son sólo compañías ideadas para recaudar dinero. Aquí Miéville nos muestra un mundo de hackers y de la tecnología que rodea internet que se adelantó un poco a su tiempo. El autor juega con el espíritu revolucionario y romántico de un hacker que busca desestabilizar una empresa que se anuncia en las redes como promotora de la lucha contra el hambre en el mundo. El relato es intenso pero quizás poco conclusivo.
"Noche de paz" es el ejemplo de cómo el londinense puede utilizar el humor en una historia que no deja de ser una crítica al consumismo masivo de la Navidad pero utilizando una ambientación que no deja de hacernos sonreír: Los productos ya no es lo único que se patenta en este futuro absurdo en que se encuentra Londres: las tradiciones, las canciones... todo es susceptible de ser registrado y por lo tanto de cobrar un cargo a las personas que lo utilizan. Miéville nos lleva una ironía espléndida sobre la sociedad capitalista de consumo, pero lo hace de forma altamente divertida.
Debo decir que "Jack" es un cuento que me ha traído recuerdos increíbles. El relato está integrado dentro del universo de la ciudad de Nueva Crobuzon, aquella inmensa, desmesurada, imposible urbe que era el epicentro de la novela La Estación de la calle perdido. Y sí, me he emocionado reencontrándome con las mismas sensaciones que tuve al leerla hace más de tres lustros. La sensación de descubrir constantemente lugares, formas de vida, profesiones estrambóticas, seres rehechos, magia, ciencia... todo en un cuento dinámico y muy especial. Ignoro si fue un ensayo para la desproporcionada novela mencionada pero sea como sea, es un cuento que me ha refrescado intensos recuerdos por los cuales me enamoré de las historias de China Miéville. Seguiremos las peripecias de un ladrón, de un saltimbanqui de los tejados y de cómo se ganó el respeto de toda una ciudad... incluso de quienes lo perseguían.
Antes de pasar a la novela corta que cierra el volumen, Miéville ha querido ofrecernos un experimento en forma de cómic (en este caso ilustrado por Liam Sharp) titulado "Rumbo al frente". No creo que se trate de una historia acabada pues al menos afirmaría que le falta pulir algunos aspectos. El dibujo de Sharp no me ha gustado en general (excepto en algunas viñetas concretas). Prefiero no opinar de un cómic que lo veo un poco como un experimento sin terminar.
"El Azogue", como decía antes, una novela corta, es la historia que cierra la antología. Y al igual que con el primer relato, volvemos a Londres pero a un Londres que ha cambiado de forma irrevocable tras una guerra mágica. El origen es un reflejo nuestro y lo descubriremos a medida que avanzamos las páginas de la novela pero sí puedo adelantar que nuestro universo ha sido invadido por seres fantásticos llamados imagos que presentan formas y esencias como vampiros o extrañas bestias voladoras. No es una historia clásica porque el autor nos hace reflexionar sobre la esencia de estos seres a través de la lectura de los pensamientos y reflexiones de un imago en primera persona que se intercalan a las del protagonista principal, este narrado en tercera persona. Una historia muy poderosa que os dejará boquiabiertos.
La antología de estos cuentos de China Miéville, pues, se encuentra a la altura de sus novelas: Es imaginativa, fascinante, perturbadora y sorprende en cada página que devoras. Cierto es que algunas de las apuestas fantásticas que nos presenta aquí no se ajustarán al gusto de todos pero nadie podrá afirmar que lo dejan indiferente. A un autor como China Miéville no se le puede decir esto ... ¡nunca!
Eloi Puig
26/11/2019
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