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Era de esperar.
No ha sido ninguna sorpresa que tras el enorme éxito alcanzado por Los Juegos del hambre, la autora haya decidido continuar la saga. No sabemos si ha sido por la presión editorial o si realmente ya tenía esta intención desde el principio (recordemos que aunque Los juegos del hambre es una novela autoconclusiva, deja entrever posibles hilos argumentales hacia donde podría continuar en caso de ser necesario). Esta es un poco la cuestión: En caso de ser necesario.
¿Valía la pena seguir la saga? Sí, si la autora nos ofrecía algo diferente o si al menos seguía escribiendo con la misma calidad y acaparando la atención de un lector que disfruta mucho con las aventuras de la Katniss Everden por Panem, este país no muy alejado en el futuro reconstruido en base a una dictadura extrema que como medio de propaganda y sumisión de la castigada población organiza anualmente unos siniestros juegos donde chicos y chicas de cada distrito del país deben matarse mutuamente hasta que sólo queda uno.
Ya insistimos en la anterior reseña que esta idea no es ni mucho menos original pero que Suzanne Collins ha sabido llevar a la práctica con elegancia y un ritmo trepidante que atrapa a lectores de todas las edades. Pero volvamos a nuestra pregunta inicial ... ¿Aporta algo nuevo esta segunda parte? No mucho, como no sea un mayor desarrollo de la política y de la manipulación de masas -especialmente en cuanto a la televisión propagandística-. Pero respondiendo a la segunda pregunta tengo que decir que Collins sigue escribiendo de forma envidiable y mantiene la tensión en prácticamente todo el libro. Quizás algunos capítulos iniciales podrían mejorarse pero En llamas es una digna sucesor de Los Juegos del hambre, sin duda.
En este caso la trama argumental -si el lector no conoce Los juegos del hambre, mejor que no siga leyendo esta reseña- gira en torno a la venganza que está ultimando el malvado Capitolio (sí, malvado, porque hay que reconocer que en este punto Collins no se ha matado a matizar el porqué de esta ansia desmedida de poder del presidente Snow) después de que una chica adolescente los pusiera en ridículo durante los pasados juegos. Naturalmente debe ser una venganza sutil, no fuera que la población de Panem simpatizara con la nueva heroína y la severa estructura impuesta por Snow se tambaleara. Pero las cosas no funcionarán ni como el Capitolio tenía previsto, ni como la Katniss deseaba: Por un lado su relación de amor-odio con Peeta se incrementa hasta límites insospechados y por la otra está a punto de llegar una nueva edición de los Juegos del hambre que celebra el 75 aniversario de su creación y que promete ser épica.
Collins, sabiéndose ganadora con el éxito de su primera novela de la saga ya no ha escatimado en recusos y ha preparado dos libros más de forma que esta En llamas no es autocunclusiva sino que continúa directamente con el tercer volumen: Sinsajo. Una maniobra similar a las grandes producciones de Hollywood que antes de apostar por trilogías, piden que la primera película tenga un punto y final por si acaso fracasa ... y si la cosa va bien, directamente ya pueden pasar a filmar las dos secuelas. Lo mismo que ha pasado aquí donde el segundo y el tercer volumen en el fondo son uno de solo.
En todo caso, sigo recomendando su lectura: La autora tiene suficiente talento para seguir ofreciendo algunas sopresas y sobre todo tiene madera para seguir dando espectáculo literario con pequeñas dosis de filosofía en esta distopía que bajo la apariencia de novel.la juvenil, tiene golpes realmente escondidos - y por que no decirlo, le da muchas vueltas a otras literaturas más pretenciosas etiquetadas como serias por los críticos-.
Disfrutad de En llamas. No tiene la frescura de Los juegos del hambre pero continúa siendo una novela notable.
Eloi Puig, 18/08/11
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