Es bien cierto que el boca-oreja es uno de los sistemas de transmisión de información más fiables. Tomemos por ejemplo esta novela, Los juegos del hambre, de una autora desconocida, Suzanne Collins, que ha aparecido en catalán (1) en una colección juvenil y sin ningún tipo de promoción (cosa tristemente habitual por otra parte). Sólo los comentarios de los aficionados, secundados por alguna buena crítica en algún medio de comunicación pueden hacer que un libro de estas características alcance el estatus de ser una de las mejores propuestas de ciencia ficción publicadas el año pasado. Pero lo mejor que le puede pasar es: Que el boca-oreja empiece a trabajar. Y así ha sido, aunque haya mucha gente que desconoce el libro, probablemente si la novela no estuviera erróneamente etiquetada como novela juvenil en la actualidad sería un best-seller de ventas.
El hecho pero es que el libro no es original. El esquema argumental, la base desde donde Collins teje su novela está muy vista por los lectores de ciencia ficción. Desde la novela (y posterior adaptación al cine y al manga) de Battle Royale de Koushun Takami hasta novelas que profundizan en la misma temática como la magnífica La larga marcha de Stephen King, o El Fugitivo del mismo autor (también adaptada al cine como Perseguido). ¿Pero de qué estamos hablando ? Pues de la crítica a la violencia gratuita, los programas de televisión tipo reality shows llevados al extremo. En una sociedad futura donde no queda ni la sombra de lo que fueron los EE.UU., el nuevo país, llamado Panem es una dictadura muy estricta que gobierna con mano de hierro sus territorios -llamados distritos-. Su pasatiempo más importante, su manera de justificar su poder y demostrar que pueden dominar a todo el pueblo es elegir, una vez al año y por azar, a un chico y una chica de entre 12 y 18 años de cada distrito como tributos para que participen en un show televisado (que debe ser visto de forma obligatoria por todos) que consiste en que los participantes deben matarse mutuamente ... hasta que sólo queda uno; todo ello en un escenario de varios kilómetros que cada año es preparado meticulosamente para resultar mortal, mientras las miles de cámaras retransmiten las muertes y los sufrimientos en directo y los espectadores hacen sus apuestas o pagan para ayudar a sus tributos favoritos. Un show, un circo, como los que podemos ver cada día por ciertas televisiones privadas, pero llevado al límite de la ética, de lo macabro.
Como decía, no es un planteamiento original, entonces en qué destaca la novela? Pues en su prosa, en sus personajes, los diálogos, la coherencia a la hora de retratar una sociedad distópica extrema, su tensión ... en general en todo. Quizá la premisa inicial no es nueva, pero en la novela de Collins uno no la puede abandonarla como si nada, el lector querrá continuar hasta saber cómo terminan las aventuras y desventuras de la Kathnis, la protagonista femenina que por una serie de eventos se ve obligada a ofrecerse voluntaria para los Juegos del Hambre, este grotesco show televisado que provoca que el país se detenga unas semanas cada año.
Collins ha Sabidoo recrear una novela de aventuras en un entorno distópico de forma excelente, de modo que el boca-oreja ha empezado a circular por el fandom y la novela a ganar premios y prestigio. Muy recomendada para quien quiera verse absorbido por una trama inteligente que los transportará a la peor de las pesadillas de los habitantes de Panem: Los Juegos del Hambre
(1) en castellano ha sido publicada por RBA
Eloi Puig, 28/07/10
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