Una de las mejores lecturas que hice el año pasado fue Gossos de guerra de Adrian Tchaikovsky, una aventura que combinaba a la perfección la especulación científica en torno a la bioingeniería y la ética (o la falta de ésta) al aplicar esta tecnología en animales vivos y conscientes para que se convirtieran en máquinas de matar. Tchaikovsky escribió una reflexión serena sin dejar de lado en ningún momento el sentido de la aventura y la tensión además de presentarnos grandes personajes con los que enseguida empatizabas.
Ignoro si el autor inglés ya tenía en mente una continuación de aquella gran novela cuando la terminó pero teniendo en cuenta algunos hechos que dejó flotando en el aire, parece que dejó la puerta abierta para seguir con la serie a través de otras novelas más o menos independientes. Esa que reseño ahora es la segunda, Meldecaps. Y la tercera (Bee Speaker) ya está escrita y se espera su publicación este 2025 y nosotros deseamos fervorosamente que Chronos siga apostando por esta saga y nos la siga llevando traducida al catalán.
Meldecaps (Bear Head en el título original) es un juego de palabras intraducibles a otros idiomas que juega con el nombre de una de las protagonistas, la osa bioforma Mel y su presencia electrónica en la cabeza de otro de los protagonistas. Así Mel se convierte en un meldecap constante para Jimmy, un operario que trabaja en la terraformación de Marte, drogadicto y un tipo más bien de carácter simple que busca cómo subsistir cada día en un ambiente inhóspito. No todo lo tiene en contra, sin embargo: Para ir a trabajar al planeta rojo ha sido sometido a múltiples operaciones en las que se le han incrustado implantes o modificado partes de su cuerpo para que la vida en un mundo sin atmósfera sea más factible. Algo más, al menos.
Los que ya disfrutamos de Gossos de guerra haremos comparaciones odiosas entre los dos libros, básicamente porque son bastante diferentes. Aquí no nos acercamos tanto al personaje principal como nos pasaba con Rex, el perro bioforma que fue protagonista del inicio de una revolución a nivel mundial para los derechos de las bioformas. Pero aquí encontramos a Mel, la osa que ayudaba tácticamente a Rex durante la guerra y que ahora es una activista de primer orden que ha ayudado a que los suyos posean derechos parecidos al de las personas. Naturalmente esto le ha repercutido muchos enemigos y por un motivo que iréis descubriendo a medida que leáis los flashbacks dedicados a Mel, ella ha transferido una copia de su mente a un lugar seguro. Pero que por cosas del destino ha ido a parar a la cabeza de Jimmy, dentro del espacio mental sobrante que le han adaptado para su trabajo a Marte.
Volvemos con las comparaciones odiosas: Meldecaps cuesta un poco de arrancar. Mientras que Gossos de guerra enseguida te llamaba la atención todo este mundo de bioformas conscientes, aquí Tchaikovsky ha requerido más tiempo para introducir conceptos nuevos y plantearnos un escenario con el que nos sintamos cómodos porque si algo debéis tener claro es que Meldecaps no es una simple continuación de Gossos de guerra, no es otra novela que hable de los mismos temas que allí. No, Tchaikovsky sabe reinventarse y expande su universo sin repetirse y aplicando un camino nuevo que esta vez se centra en la evolución de la inteligencia distribuida. Sí, como se puede intuir, l’Abelles, el tercer integrante del comando de bioformas que aparecía en la novela anterior, aquí juega un papel importante. Y por lo que deducimos al título de la tercera novela, Bee Speaker, parece que tendremos a l’Abelles y su inteligencia distribuida para rato.
Pero me estoy yendo por las ramas: Decía que Meldecaps le cuesta un poco de coger empuje pero una vez asole velocidad, es un no parar. Enseguida notaremos que tenemos tres puntos de vista que nos dirigirán a través de la novela. El primero, obviamente el de Jimmy y de cómo debe adaptarse a tener otra conciencia dentro de su cabeza. El segundo es precisamente esa conciencia, la de Mel que interactúa con Jimmy de manera constante y finalmente tenemos a Springer, una asistente de Warner S. Thompson, un político de la Tierra que lucha por ascender socialmente mientras a escondidas experimenta con el control mental de los humanos. Ella es una chica que lleva un collar de sumisión, como los que décadas atrás llevaban ciertas bioformas y que ahora también está presente entre muchos humanos.
El control mental, a través de estos collares, es uno de los temas fundamentales de la novela, la capacidad de decidir por ti mismo o de sucumbir a los deseos de los más poderosos. Aquí tenéis un extracto de una conversación entre Mel y su abogado:
«Los collares de las bioformas de hoy serán los collares de todos mañana. Hoy ponen collares a los perros, John. Y si no digo nada es porque no soy un perro. Pero mañana me pondrán a mí, y mañana no podré decir nada porque llevaré un collar».
Y esto nos lleva a hablar del estado en el que se encuentran las bioformas dentro de la sociedad humana. Naturalmente desde su aceptación como «personas con derechos» han sufrido y sufren problemas de racismo y perjuicios similares con los que podemos tener actualmente con la inmigración masiva que sufre occidente. Pero la novela va más allá y también hace una reflexión sobre la lucha de clases y sobre el precio del dominio de las élites que poseen el poder y no quieren perderlo aunque sea a costa de alcanzar un mundo mejor para todos. La historia se repite, sea en la actualidad o en el futuro.
Hablamos un poco del estilo y los puntos de vista que utiliza el autor en Meldecaps: Jimmy es nuestro joven alocado que nos cae bien porque no sabe por dónde navega, es quien paga los platos rotos de un movimiento que a él le da igual. Jimmy habla a menudo con ironía y sarcasmo, insulta, se queja y por encima de todo trata de sobrevivir. A veces mentalmente lo comparo con el mago Rincewind de la saga del Mundodisco de Terry Pratchet: Un personaje entrañable que no quiere participar en las conspiraciones que mueven el mundo pero que posee dentro la cabeza un poder inimaginable. Él sólo necesita su dosis para seguir currando en lo suyo. Es un personaje simple pero carismático que da un contrapunto a la tensión y drama que respiran a los demás.
Mel. Ella es quien enlaza las dos novelas, el centro de atención constante y el gran quebradero de cabeza de Jimmy al haberse alojado dentro de su cabeza. Mel es culta, rígida. Habla con un tono académico y maternal y nos hace disfrutar mucho cuando se abren los diálogos entre el alocado Jimmy y ella, una mente serena y extremadamente inteligente.
«—Soy una personalidad cargada. Quizás sí que era un montón de datos cuando me han transferido con usted, pero ahora ya hemos superado esta etapa de nuestra relación. Por tanto, dame un momento para que acabe de entender lo que tenemos entre manos.»
Y tenemos también el punto de vista del entorno del enemigo, a través de los ojos de Springer, la asistente que contempla y ayuda a realizar el terrible plan que se lleva a Walter S. Thomson entre las manos. Cabe decir que estos capítulos quizás son algo repetitivos y eso que paradójicamente son los que pueden provocar más angustia. Pensad que los actos de Springer son conscientes en todo momento incluso los que su mente, escondida bajo el collar de sumisión, deplora y se esfuerza por no efectuar, sin que esto sea posible.
«No tiene ninguna obligación de ser buena persona. No ocurre nada. Pero si tiene derecho a ser su propia persona»
Meldecaps es una historia muy dinámica y entretenida, quizás no tan fluida como su predecesora pero sin duda es un camino genial a especular aún más allá a través de la bioingeniería y el control mental que abre sus puertas a muchas posibilidades y ofrece una mayor escala donde expandir el universo de Gossos de guerra. No tengo ninguna duda de que esta escala se ensanchará aún más con la novela que está por venir y que aunque son auto-conclusivas todas ellas, nos ofrecerán una visión increíble de cómo expandir la IntDis, la Inteligencia distribuida, como un enjambre que se propaga por el universo.
Eloi Puig
16/03/2025
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