No es casualidad que por estas fechas haya leído este libro.
Me encuentro al otro lado del mundo en un país nuevo, exuberante,
fantástico, con animales extraños, con una geografía
y ecología unícas... como el mismo Majipur, salvando
las distancias claro.
Por este motivo me llevé Crónicas de Majipur a Nueva Zelanda, porqué creí que se complementaría
bien, que el libro me inspiraría para recorrer el país,
y ciertamente, la idea se aproximó bastante.
Crónicas de Majipur es el tercer volumen de
la saga del mismo nombre con una particularidad respecto a los otros
volúmenes de la serie. Este es un recopilatorio de cuentos
que no tienen prácticamente nada que ver con la trama principal
de forma que se pueden leer indistintamente de los otros aunque
se recomienda hacerlo después de conocer un poco el mundo
de Majipur.
Estos cuentos intentan darnos una visión más ampliada
de la historia de Majipur a través de la mente de Hissune,
un personaje secundario que aparecía en El
Laberinto de Majipur. Un personaje que se introduce en los arxivos
grabados de millones de habitantes para aprender más sobre
el enorme planeta que es Majipur. Así pues, los cuentos tratan
temas universales como el amor o la amistad pero también
nos describen aquellos factores innatos y unícos de Majipur
para complementar las novelas predecesoras.
Seguramente, el primero de ellos, Thesme y el gairog es
uno de los mejores y nos remite a los primeros tiempos de colonización
del planeta y a la relación amorosa entre una humana y un
gayrog. Setimientos contradictorios en un paisaje idílico.
Una aproximación al amor entre humanos y extraterrestres.
La Hora del incendio es más un grito antimilitarista
ambientada en los últimos tiempos de la lucha contra los
metamosrfos. Demasiado ambigua. La aventura pura queda representada
en En el quinto año de viaje, donde un barco intenta
cruzar el vasto oceano de Majipur. Al menos es curiosa.
También tenemos cuentos más divertidos como Las
explicaciones de Calintane donde se nos narran los intentos
de un Pontífice paraescapar de las estancias del Laberinto
de una forma muy particular y divertida. En El desierto de los
sueños robados, uno de los más largos pero también
de los más flojos e incoherentes nos explica como se inició
el reinado del Rey de los Sueños en el desértico continente
de Suvrael.
Silverberg también tiene tiempo de darnos otra visión
de la raza aborígen de Majipur en El pintor espiritual
y el cambiaspectos. En Crimen y castigo se adentra más
en el mundo de las pesadillas (magníficamente narradas) enviadas
por el Rey de los Sueños a un asesino, uno de los mejores
cuentos del libro. El autor también nos muestra una cerimonia
de iniciación de los oráculos de la Isla de los Sueños
en el cuento Entre los oráculos.
El espíritu de superación personal queda bien reflejado
en Una ladrona de Ni-Moya, un buen cuento y finalmente Voriax
y Valentine nos muestra la relación de amistad que había
entre los hermanos Voriax y el mismo Valentine.
Los cuentos por si solos no se acabaran de entender si no se ha
leído algo de las novelas anteriores pues estan basados en
el mundo de Majipur y hay que tener cierta información antes.
Tampoco son cuentos muy bien acabados o redondos pero la magnífica
prosa de Silverberg nos allana el camino y no aburre nunca.
Un compedio de relatos, en los cuales predominan más los
elementos de ciencia ficción que los de fantasía,
que aporta mucha información de Majipur pero que puede suprimirse
si lo que uno quiere es seguir simplemente las aventuras de Valentine.
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