De las tres colecciones con las que ha puesto en marcha su producción la recién creada editorial Mai més Llibre como son Refugi 87, dedicada a grandes clásicos; Catxap, enfocada a autores emergentes y géneros poco clasificables y finalmente Nüwa que nos trae lo más nuevo del panorama internacional, debo confesar que precisamente esta última era la que más ilusión me hacía (y me hace). No porqué desprecie a las otras, (al contrario) sino porque la colección Nüwa apuesta por traernos novelas de género plenamente actuales, algunas de ellas premiadas y de primerísimo orden que poco a menudo encontramos en catalán y por las que hasta ahora teníamos que esperar un milagro o varios años a que fueran traducidas.
La primera apuesta de la colección ha sido la autora Rebecca Roanhorse y su premiada El rastre del llamp (Ojo, que ha conseguido el premio Locus pero también ha sido nominada a Hugo, Nebula y World Fantasy!). Una novela que es el inicio de la saga de El sexto mundo y que nos lleva a una mezcla curiosa sobre ciencia ficción post-apocalíptica y fantasía. Un hecho que quisiera comentar es que dejé esta novela en la pila expresamente durante un par de meses porque hacía poco acababa de leer una obra mítica del subgénero catastrofista / Post- apocalíptico como es La Tierra permanece de George Stewart. ¿El motivo? Intentar no comparar una novela con un clásico indiscutible como aquel para no influenciarme. Pero el caso es que casualmente acabo de finalizar otra obra que también utiliza la fantasía en un trasfondo post-apocalíptico (y por lo tanto mucho más parecido a El rastre del llamp en muchos aspectos) como es Quién teme a la muerte de Nnedi Okorafor. Compruebo que últimamente este tipo de premisa (Cataclismo climático + mágia) parece ser del agrado de muchos autores. Aquí también tenemos un ejemplo: Hanami de Jordi Balaguer. Y yo que normalmente quiero evitar repetir temáticas de manera muy seguida me he encontrado con dos premisas muy similares en dos novelas recientemente traducidas al catalán.
Pero mejor que deje de divagar y me pongo a comentaros mi opinión sobre El rastre del llamp. Situémonos: Después de un período caótico con grandes inundaciones (supuestamente debidas al cambio climático) la mayoría de las naciones han desaparecido o se han reconvertido en algo diferente. El pueblo navajo ha sobrevivido; lo que antes era una de las reservas indias más grandes de los Estados Unidos repartida alrededor de las absurdas líneas artificiales del Four corners, ahora es un pueblo que sobrevive con leyes propias y comerciando con otros territorios reconvertidos en naciones (como los mormones de Utah o los habitantes de Denver y sus alrededores) teniendo en cuenta que California o la costa este están completamente inundadas y devastadas. El escenario es, pues, muy interesante y prometedor. Y a diferencia de lo que ocurría por ejemplo con el autor Paolo Bacigalupi y la ambientación deprimente y chocante que creó para la novela Cuchillo de agua (que transcurre en un área muy cercana a la reserva navajo), Rebecca Roanhorse le insufla un aire muy diferente al utilizar la fantasía.
Así es, quizás los navajo hayan sobrevivido a las grandes inundaciones pero también parece que los viejos dioses, espíritus y en definitiva la magia de los clanes se ha despertado en esta nueva era. También se han alzado monstruos y aquí es donde interviene nuestra carismática protagonista, Maggie Hoskie. Una cazamonstruos. No, no se trata de una versión femenina de Geralt de Rivia aunque también comparte particularidades como poseer armas diferentes para combatir humanos o monstruos, emanar antipatía por allí donde pasa y especialmente afrontar las contradicciones que conllevan sus habilidades. La magia de los navajo funciona a través de los poderes de clan. Cada clan posee un tipo de magia ligada al nombre del clan que algunas personas han adquirido especialmente bajo situaciones traumáticas - como es el caso de Maggie- Teniendo en cuenta que existe unos sesenta clanes navajo, las posibilidades son enormes pero a la vez digamos que las habilidades mágicas de estas personas especiales son de dominio público y aceptadas. Nadie mejor que la propia autora para describirnos estos términos:
"Los poderes de los clanes son un don, no una maldición. Quizá no los entendemos, no comprendemos porque sólo los heredamos algunos o qué alcance tienen realmente, pero él estaba convencido de que son un instrumento contra los tiempos oscuros, contra los monstruos que han de venir "
Pero Maggie, además, esconde un pasado turbio. Fue rescatada por un dios, un inmortal, y entrenada por este para detener los monstruos. Ahora, en la actualidad, nuestra cazamonstruos vive retirada de la acción hasta que ciertas situaciones la empujan a volver a la lucha. Por el camino conocerá a Kai Arviso y juntos formarán un equipo peculiar que será uno de los focos de atención de la autora.
¿Qué podremos encontrar, pues, dentro de El rastre del llamp? Ante todo, un ritmo frenético, una visión bastante diferente de cómo encajar a dioses y humanos dentro de la misma historia y muy especialmente el talante de una heroína que no quiere serlo pero que no le queda más remedio. La misma Maggie autodefine así:
"Yo soy más una pistola que un martillo. Soy un arma. Creada específicamente para matar. "
Maggie ejecuta el rol de una persona odiada y venerada a la vez que parece ser la punta de lanza para la esperanza del pueblo diné ante los efectos del levantamiento de esta era mágica que va cobrando forma. Ella, sin embargo, vive dividída entre la mujer navajo que desea vivir en paz y el ansia de matar del cazamonstruos que lleva en su interior hasta el punto de que este dilema le hace preguntarse a menudo quién es el monstruo en realidad.
El ritmo de la novela, como comentaba, es intenso pero Roanhorse se permite también incidir especialmente en la relación de los dos compañeros de viaje: Ella es la bestia, la mujer de acción, la del talante taciturno y huraño; él es el sanador, el simpático, el que más seguro de sí mismo se ve. Juntos forman un tándem bastante especial, típico quizás y suficientemente conocido por el lector, pero creo que pesar de la falta de originalidad en este aspecto, que la cosa funciona bastante bien y ayuda a llenar los espacios donde el ritmo se detiene a coger aire y donde podemos comprobar las contradicciones a que se enfrenta la Maggie Hoskie.
La trama está bien dispuesta sobre este tablero que es Dinétah, las tierras sagradas de los navajo. Y la puesta en escena nos lleva a comprobar cómo la autora es capaz de hacer giros argumentales repentinos aunque quizás le faltaría un poco más de calma a la hora de cerrar esta primera etapa que es El rastre del llamp Un par de capítulos más no hubieran ido mal, en mi opinión.
Rebecca Roanhorse nos presenta sólo un primer inciso dentro de este nuevo mundo creado tras la hecatombe planetaria. Y sí, se aleja rápidamente de la premisa de ciencia ficción para adentrarse en las raíces fantásticas y en la mitología de sus antepasados para ofrecernos una aventura llena de acción, de buenos diálogos y de bastante determinación aunque el argumento de trasfondo sea muy lineal y en cierto modo arquetípico. Cierto es que a mí particularmente me hubiera gustado un poco más de contexto histórico y conocer el porqué de esta nueva era mágica o de donde salen los diversos inmortales que poco a poco acaparan nuestra atención - especialmente el coyote, un personaje ambiguo que estoy seguro dará mucho más de sí- pues hubiera atado mucho mejor la historia, pero el hecho es que si lo que buscamos es un gran entretenimiento bajo una prosa efectiva y con una ambientación muy diferente al que normalmente estamos acostumbrados, este libro es ideal.
Eloi Puig,
27/09/2019
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