Último volumen de la segunda trilogía dedicada a
uno de los "Campeones Eternos" imaginados por Michael
Moorcock: Corum. El resultado es decepcionante, tanto de esta tercera
novela cómo del conjunto de la trilogía.
En este tercer volumen, Corum tiene que buscar ayuda en otra isla
llena de seres que (para variar) no son de la misma dimensión.
Mientras tanto se prepara un ejército unificado de humanos
para el enfrentamiento final con los Fhoi Myore. Aquí
es dónde falla la historia, pues parece que el viatje a la
isla sea la excusa que tiene Moorcock para alargar el libro y presentarnos
más "tesoros" perdidos de los Sidhi, que
casualidades de la vida siempre son los más necesarios al
cabo de una páginas
al fin y al cabo pues, simple,
sin pretensiones, una historia de espada y brujería dónde
el argumento hace aguas por todos lados y que sólo tiene
a favor una cierta profundidad en el concepto del "destino".
Analicémoslo por partes: Moorcock diseña una aventura
para lucimiento de uno de los sus héroes casi immortales.
Lo lleva a otro plano para que ayude a una pobre gente a vencer
un poder que los supera. Todo esto narrado con cierta maestría
y de forma amena. Pero los métodos, la vía fácil
que utiliza Moorcock para hacer que los personajes superen las dificultades,
el cúmulo de casualidades, las ayudas casi infantiles que
salpican la historia, provoca que nos sintamos frustados, que nos
sintamos en parte inmersos en un cuento infantil con dosis de fantasía
oscura.
Los personajes no están lo suficiente desarrollados, Corum
resulta muy linial, los reyes, la chica, los compañeros,
todo parece prediseñado. Las situaciones a que se enfrentan
son quizás más interesantes pero como he dicho anteriormente,
las resoluciones son francamente poco imaginativas. Moorcock pone
algo de sí en los diálogos (sobre todo en El
Toro y la lanza) pero no deja que las pocas ideas buenas que
le vienen a la cabeza queden reflejadas en las novelas.
Esta última es la que me ha parecido más floja, pues
aun cuando intenta redondear el argumento de la trilogía
y cerrar las vías abiertas, hay otras que quedan demasiado
colgadas, sin resolver o resolviéndose de forma torpe y a
veces absurda.
El final puede parecer sorprendente pero no deja de ser también
poco desarrollado, parecía que el autor quisiera acabar la
trilogía y dedicarse a otras cosas...
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