No es casualidad que Gigamesh haya sacado este número especial
dedicado íntegramente a George R.R. Martin. La coincidencia
de fechas con la publicación de Tormenta
de espadas ha sido la excusa perfecta para mostrar toda una
serie de artículos y relatos alrededor del autor que más
rendimiento está dando a la editorial.
Así pues, este número 40 no es un número "normal"
(claro que el nº 39 también fue un monográdico
a la figura de Phillip
K. Dick). Dejando a un lado las secciones habituales de
crítica literaria —bastante actualizada esta vez— y de notícias
—muy pobre—, Alejo ha sacadao la revista pensando en potenciar
aún más (si eso es posible) la figura de Martin. Y
para ello ha contado con la ayuda de algunos de sus colaboradores
más especiales en la obra de Martin: Enrique Corominas y
Cristina Macía, así como la del editor Luis G. Prado.
Este último nos presenta una entrevista realizada hace tres
años a Martin que conlleva un repaso a su obra (sobretodo
la publicada en castellano). Muy interesante para conocer las motivaciones
y algunos procesos creativos que utilizó el autor para definir
su obra y en especial la saga Canción
de Hielo y fuego.
Cristina Macía, la traductora exquisita que nos deleita
con su estupendo trabajo entorno a la saga también nos narra
de forma divertida algunas anécdotas y algunos problemas
con que se ha encontrado (y se encontrará) en la traducción
de una saga tan compleja. Un buen artículo, ligero y entretenido.
También Enrique Corominas aporta su granito de arena en
este número. El ilustrador oficial de las novelas de fantasía
que publica Gigamesh explica de forma resumida algunos de las facetas
de su trabajo. Además, se incluyen algunos dibujos de personajes
de la saga.
El mismo Martin nos presenta una autobiografía de su infancia
reproducida en una conferencia bajo el nombre de "El corazón
de un niño pequeño". Una basta narración
de los barrios donde creció y de su família que no
siempre resulta interesante para el lector pero que es al menso
curiosa.
Y como no, tenemos dos relatos de Martin: El hombre con forma
de pera y Las canciones solitarias de Laren Dorr. El
primero es un relato premiado con el premio Bram Stoker de terror
en 1988. No es especialmente original pero permite entrever de lo
que es capaz de haver Martin en este género y que ya ha demostrado
anteriormente, por ejemplo en Los
Reyes de la arena. Martin realiza un realizo un retrato repulsivo
del vecino de abajo para mostrarnos las neuras que le provocan a
Jess, una chica que se acaba de mudar al edificio. La investigación
de quien es aquel hombre con forma de pera y el porqué de
sus hábtitos tan extraños son la premisa que utilizará
Martin para provocarnos malestar. Un cuento correcto pero que no
llega a los niveles de otros cuentos de terror de su carrera.
En cambio, Las canciones solitarias de Laren Doorr es una
fábula fantástica que según mi criterio está
bastante más conseguida que el primer cuento. Las canciones
solitarias de Laren Doorr es un cuento escrito con una fluidez
y un estilo magníficos. Una historia de amor en un entorno
fantástico a más no poder. Un relato escrito un año
antes que su primera novela: Muerte
de la luz donde consiguió casi la perfección describiendo
sentimientos contrapuestos y nuevas formas de entender el amor en
un entorno de ciencia ficción. En este cuento apunta hacia
la melancolía, la soledad y por encima de todo la falta del
amor correspondido. Una obra ligera pero donde el autor sabe profundizar
sobre lo que le importa - o importaba- en ese momento: La perdida
del amor, la esperanza, la anunciada melancolía
Eloi Puig
04/07/2005
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