Segunda parte de la trilogía fantástica que Jack
Vance dedica a las Islas Elder. Aquel supuesto archipiélago
que existió ante las costas de Aquitania y dónde se
desarrollan las aventuras que conforman la trilogía de Lyonesse.
Esta vez la acción se centra casi íntegramente en
el Rey Aillas y sus esfuerzos por mantener la paz a las Islas Elder,
frente a las maquinaciones de Casmir y del Mago Timorello, y dónde
se vuelven a mezclar grandes viajes, estrategias políticas,
batallas entre reinos por el control de las islas e incluso viajes
a otras dimensiones (algo absurdas, todo hay que decirlo). Aliñado
todo con el misterio que da título a la obra: La perla verde
que tanto al comiezo del libro como al final tiene un protagonismo
interesante.
La Perla verde tiene algunas virtudes más que su
predecesora, El Jardín
de Suldrun. Pese a continuar directamente la acción dónde
la dejó esta, Vance demuestra en esta segunda parte una mayor
coherencia argumental en las aventuras y los personajes. Ello no
quiere decir que el autor haya renunciado al lo que sabe hacer mejor:
Narrar aventuras a ritmo frenético cada cual más increíble
que te hace leer el libro con mucha celeridad. También es
verdad que esta mayor coherencia argumental repercute en que el
sentido de la maravilla que se encontraba en El
Jardín de Suldrun desaparezca paulatinamente y que nos
acabemos acostumbrando al fantástico mundo de las islas Elder.
Pero La Perla verde tampoco carece de defectos. Aún
encontramos largas partes del libro dedicadas a un personaje y olvidando
el resto. Al menos esta vez, Vance ha tenido la delicadeza de explicar
brevemente que hacían el resto de personajes mientras tanto,
pero al fin y al cabo le da un aire desequilibrado a la novela,
aunque cómo he dicho antes, sin llegar a los extremos de
la primera parte. También encontramos altibajos narrativos
dónde algunos hechos poco importantes duran capítulos
y otros se explican en pocas páginas. En este sentido, pero,
mejora respecto a la primera parte.
Una crítica que pienso no dejé lo suficiente clara
a la primera novela es el tratamiento de la magia. Aunque los asuntos
mágicos se narran de forma separada de los asuntos de los
mortales (me tengo que mostrar de acuerdo en alguna crítica
que he leído aludiendo un símil con los clásicos
de Homero: La Odisea y La Ilíada en el hecho
que los Dioses y en este caso los magos actúan en un plano
superior, tomando a los humanos como peones de su juego), hay que
señalar que Vance la pifia un poco describiendo este mundo
sobrenatural lleno de magos y seres mágicos que no siguen
ninguna norma concreta y que pueden hacer aparecer grandes banquetes
de manjares en un segundo, pero les hace falta prepararse una tisana
al fuego. O que pueden levitar castillos pero no pueden destruir
otros. Al fin y al cabo, tiene un cariz desequilibrado que sigue
fiel con el tono despreocupado de Vance.
En todo caso, La Perla verde se lee de un tirón y
sus aventuras no aburren en ningún momento, supera su predecesora
y resulta una lectura grata, narrada con maestría - a veces
la prosa resulta deliciosa- pero con altibajos argumentales. Al
fin y al cabo una buena novela escapista, de entretenimiento puro
y que resulta perfecta por pasárselo muy bien si uno no busca
objetivos más serios.
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