Podemos considerar que los sonidos extraños son aquellos que nos rodean y que nuestra mente consciente no es capaz de descifrar, de discernir el significado -si es que tiene. Digo esto porque me he leído esta novela de Jordi Solé i Camardons íntegramente en la fea ciudad de Birmingham - Inglaterra-, entre cafés, plazas y pubs, o sea oyendo constantemente un rumor de gente que hablaba una lengua extraña a mi alrededor - mi inglés es bastante suficiente para valerme delante de alguien pero no para integrar numerosas conversaciones al mismo tiempo, habladas coloquialmente y menos por autóctonos-. Estos sonidos, palabras, frases, risas y cantos - en los pubs mucha gente sigue las canciones con entusiasmo, desde los Beatles a Frank Sinatra- me entraban al cerebro pero no se quedaban, salían acto seguido siguiendo su camino... pero al menos me permitía tomar notas sobre la novela y concentrarme en ella. Eran, en definitiva unos extraños sonidos que no me permitían acceder al nivel de comunicación deseado con los autóctonos. Jordi Solé plantea una novela que trata de este tema: la dificultad en las comunicaciones cuando los parámetros básicos de relación entre el emisor y el receptor cambian bruscamente.
Un día, una profesora de filología catalana, mientras da clase en la Universitat de Barcelona, empieza a emitir un sonidos extraños cada vez que abre la boca. Son ininteligibles, sin sentido y asustan. Poco a poco, más gente, de sopetón, en medio de un discurso o de una conversación empieza a emitir sonidos parecidos sin poder evitarlo. Enseguida la inquietud se apodera de la población pues parece que ocurra una epidemia que si bien afecta a un porcentaje muy pequeño de la humanidad, está presente y no se sabe de dónde proviene. El autor ambienta la novela en Catalunya, en un futuro próximo donde los partidos políticos no han variado demasiado, las costumbres tampoco y donde la sociedad es muy parecida a la actual. En este sentido, Solé hace un discurso constante a favor de la lengua y cultura catalana, se nota el amor que le profesa, pero en ciertos momentos estas intervenciones dentro de la novela quedan fuera de contexto. Dicha ambientación está expresada en forma de breves pinceladas pero son más que suficiente para centrarnos en un tiempo y un espacio aunque encontrar que en Barcelona hay plazas dedicadas a Isaac Asimov o a Crónicas Marcianas no deja de dejarnos perplejos - y sonrientes. ¡Eso sí es ciencia-ficción!
Ésta es la idea, la premisa básica que nos introduce Jordi Solé para engancharnos a la lectura, y ciertamente lo consigue: los primeros capítulos son ágiles y mantienen una tensión suficiente para que el lector se interese por la novela. De hecho, mi primer pensamiento, ante esta epidemia inexplicable era comparar la novela con otra de tipo catastrofista como es Ensayo sobre la ceguera, pero curiosamente Solé se me ha adelantado comparando el síndrome de los extraños sonidos (SES) que sufren sus personajes con la ceguera repentina de la mencionada novela de Saramago.
El desarrollo que hace Solé sobre los efectos del síndrome son muy lógicos: investigación, desconfianza por parte de diferentes grupos intolerantes, debates en el parlamento de Catalunya, búsqueda de soluciones... y acto seguido se entrega a teorizar sobre las implicaciones, sobre posibles causas, y en definitiva sobre todo aquello que tiene que ver con las percepciones de la gente y la lengua. En este caso los que sufren la SES no pueden hablar ni escribir correctamente, pero sí leer o comprender las palabras de quién les habla. Tienen que hacerse entender de nuevas maneras. Eso potencia otras formas de comunicación (gestos, miradas, tacto ...) cosa que me vuelve a recordar aquella magnífica novela de John Varley, La persistencia de la visión que también fue motivo de comparación en la anterior novela sobre el entorno sociolingüístico de Jordi Solé, Els silencis d’Eslet. En este sentido, La Síndrome dels estranys sons es una novela más madura, quizás más esmerada que la anterior propuesta del autor - hablando de la comunicación se entiende-. El argumento de la novela le permite abordar el tema que más le gusta al autor y teorizar sobre hipótesis de cariz sociolingüístico sobre la evolución de las lenguas o mejor dicho sobre su papel fundamental en el desarrollo de la sociedad humana.
Jordi Solé quiere y desea hablar sobre los problemas lingüísticos en una sociedad que sufre una carencia -en este caso la voz. Y lo hace vertiendo teorías interesantes, como por ejemplo una que apunta que la SES puede no ser un problema o una enfermedad, ni tan sólo una relación causa-efecto, si no una evolución, o quizás una mutación del lenguaje humano. También especula con teorías muy propias de la ciencia-ficción como el tema de la concepción de la realidad que tiene la humanidad, la poca predisposición a aceptar aquello desconocido, aquello que puede habitar en otras dimensiones. Otra idea magnífica: La teoría que la mente puede viajar a diferente velocidad que las palabras y que por lo tanto éstas no pueden ser entendidas por la población que no posee esta capacidad - una cosa parecida a lo que narraba Dick sobre el autismo en Tiempo de Marte-.
Una vez pasados los primeros capítulos sin embargo, parece que el objetivo se pierda, la novela no avanza y se atasca en la búsqueda de más teorías que expliquen el fenómeno. Solé postula multitud de hipótesis sobre la SES pero no desarrolla ninhuna a fondo. El autor se escuda en diferentes visiones antropológicas y filosóficas para ubicar la SES y en muchos momentos parece que se haya olvidado que está escribiendo una novela ya que el texto tiene más apariencia de ensayo que de otra cosa: La trama de la novela se resiente y se convierte en casi inexistente o poco interesante, los personajes quedan relegados a un segundo plano y en definitiva sólo toma fuerza las teorías sociolingüistas que tanto adora el autor.
Me acabé la novela, con un último trago de Guiness mientras en el pub sonaba el moonrivercantado por el Sinatra -increíble. Todo en plena conjunción con un final de novela digno y me atrevería a afirmar que muy bello e incluso poético pero también es cierto que la novela tiene un fin muy flexible ya que este se podría haber ubicado en cualquier lugar, como un comodín..., pues la trama de la novela no invita a pensar en ningún momento en esta posible resolución. Una propuesta pues, que aborda mediante una especulación constante un problema catastrófico sobre comunicación de la sociedad humana... con muchas teorías verosímiles, algunas de ellas ciertamente muy reflexivas, pero que ahogan un poco la novela como tal.
Eloi Puig, 29/09/08
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