Lauren Beukes se dio a conocer en catalán cuando el año pasado llegó la traducción de esta gran novela que es Las Luminosas de la mano de Mai Més Llibres. Pero Beukes había triunfado antes con otra obra fantástica inédita en castellano o catalán: Zoo City (ganadora del prestigioso premio Arthur C. Clarke) que gracias a la apuesta, de nuevo de Mai Més Llibres, hemos podido disfrutar este año, justo unas semanas antes de que la autora sudafricana nos visitase con motivo de la IV CatCon.
Me gusta pensar que Beukes es una autora innovadora y que no repite esquemas ni tramas pero sí quizás detecto algunos parecidos entre obras tan dispares como Zoo City y Las Luminosas. Por ejemplo, la cuidada y realista ambientación de las ciudades donde transcurren las novelas (Johannesburgo y Chicago respectivamente) o la carencia de explicaciones que la autora ofrece para acomodar nuestras ansias de conocimiento hacia los fenómenos fantásticos que se relatan (Beukes afirmaba en la entrevista de la CatCon que no encontraba importante dar explicaciones al respecto). Pero mientras en Las Luminosas el fenómeno perturbador, los viajes en el tiempo, era un aspecto rompedor con la novela, y obviamente los personajes lo experimentaban como una extrañeza, en la presente novela lo extraño es aceptado por la sociedad con cierta normalidad, debido a que ya lleva tiempo instaurado.
Centrémonos: Johannesburgo, en un futuro cercano, una ciudad desbocada donde las diferencias sociales siguen en aumento y la delincuencia se fortalece. Una ciudad que paradójicamente es la puerta de entrada de refugiados que huyen de países africanos más inestables hacia la propia Sudáfrica. Éste es el escenario principal que Beukes —nacida en Johannesburgo— conoce perfectamente y retrata en su novela. Un lugar donde el motor para mover el engranaje de la historia es una desaparición y la investigación bajo mano que nuestra protagonista debe llevar a cabo. Una chica, —Zinzi December— que lleva a un Perezoso en la espalda y que tiene el poder sobrenatural de encontrar objetos perdidos siguiendo un hilo invisible que los une a su último portador.
Así es como comienza todo, in media res, con Zinzi y su Perezoso rondando por una Johannesburgo que desgraciadamente es muy cercana a la que conocemos actualmente. Y poco a poco vamos descubriendo que muchos exdelincuentes o personas de las que desconfiar llevan un animal vinculado a ellos. Pueden ser desde una pequeña mariposa, o un felino... o ¿por qué no? Un perezoso. Este animal es un estigma, un recordatorio de que esa persona cometió un crimen o un delito grave. Nunca se podrá separar de su acompañante animal que interactúa con él a un nivel psíquico y que se adapta a su personalidad. Y si un día esto ocurre, El Profundo, una misteriosa entidad sin forma estará al acecho para llevarte a algún sitio muy parecido al infierno.
“Si pudiera dejar al Perezoso en casa lo haría, pero la ansiedad por separación se realimenta y te acaba incapacitando. El síndrome de abstinencia del crack no es nada comparado con estar lejos de tu animal”.
Ni que decir tiene que lo primero que nos viene a la cabeza son las similitudes con la obra de Phillip Pullman (La Brújula dorada etc.) y es que la misma autora hace referencia en algún momento del texto.
Zinzi, pues, es una chica que en algún momento de su pasado cometió un crimen terrible. No sabemos exactamente las circunstancias exactas pero el Perezoso es la carga que lleva siempre —literalmente— a la espalda para recordarlo. Vive en un suburbio de Johannesburgo llamado Zoo City, un equivalente a barrio marginal que no deja de ser un reflejo de la realidad de la ciudad (Recordemos los hechos de Soweto por ejemplo). Va trampeando con pequeños trabajos donde encuentra objetos perdidos gracias a su poder, pero ahora le encargan buscar a una persona: Una chica joven que está triunfando dentro del panorama musical junto a su hermano gemelo y que ha desaparecido sin dejar rastro.
Esto nos llevará a conocer la realidad de Johannesburgo y a que Beukes nos introduzca una trama noir al igual que hizo con otras novelas suyas, en este caso, decorada con magia, animales totémicos y mucho más. Debemos pensar, como comentaba antes, que la magia está asimilada por la población por lo que no sorprende su utilización. Nos encontramos en un caso extremo de realismo mágico que sirve de trasfondo a una novela negra.
¿Cómo funciona esta magia? ¿Y los hechizos que se tejen? ¿Todo el mundo puede hacerlo? Fijémonos que muy a menudo nos hechizos sirven para la cotidianidad, para el día a día en la ciudad:
“(...) El señor Khan, el sastre menudo que tiene talento para tejer hechizos contra robos en todas las prendas que hace (...)”
“Un hechizo pirata para remover los mensajes de texto del teléfono de tu rival comercial es coser y cantar. Un hechizo de cariño para enternecer los sentimientos de alguien hacia otra persona ya es más peludo”
Incluso se encuentran teorías científicas para explicar cómo funciona la magia:
“(...) Las investigaciones de los laboratorios han demostrado que algunos hechizos funcionan mediante la manipulación de los niveles hormonales, potenciando la serotonina, la oxitocina o la testosterona. Ecuaciones sencillas con dos valores: Encendido o apagado. Sin embargo, la mayor parte de la magia es más abstracta, Caprichosa. Con cierta tendencia a ser contraproducente.” (...)
La trama negra irá avanzando a medida que pasemos las páginas de esta curiosa obra pero se irá aposentando quizás más la sensación de que ésta no es realmente importante para el lector pues dónde disfrutaremos más es los aspectos más externos de la historia: con los detalles mágicos y con la ambientación excepcional que nos propone la autora. Es admirable cómo Beukes consigue introducirlos en esta sociedad sudafricana decadente y casi distópica. Como el entorno nos envuelve y nos ofrece inputs con cada palabra que sale de la mente de la autora. La inmersión es total. Su capacidad de plasmar la realidad va mucho más allá y con una simple descripción puede transmitirnos una imagen perfecta del momento:
“ (...) la calle está tranquila, no se mueve ni una bolsa de plástico entre los árboles" (...)
Además, Beukes nos intercala capítulos que ayudan a formar una idea del contexto mágico que tenemos en el planeta. Artículos de opinión, noticias etc. Todo esto ayuda a que de repente la sensación que nos producía al empezar la novela in media res, se diluya y que queramos saber más y más. De hecho, cuando acabas la novela y la trama negra finaliza, lo primero que quieres es saber cómo afecta a la imagen perturbadora de un ser misterioso como El Profundo y los animales vinculados a personas que han hecho el daño al resto del mundo. Aquí, Beukes tiene un hilo inmenso para estirar si un día desea continuar en este universo fantástico.
Zoo City es una novela ambientada en Suráfrica y eso es de mucho agradecer. El hecho de encontrar nuevos escenarios, especialmente si éstos están alejados de ciudades norteamericanas o europeas siempre es estimulante para conocer nuevas referencias, costumbres y formas de hacer. Por ejemplo, en Zoo City, la autora utiliza palabras de diferentes lenguas como el afrikaans, el xosa o el zulú (Recordemos que Sudáfrica tiene once idiomas oficiales) hasta el punto de que la labor de Lluís Delgado (traductor al catalán de las dos novelas de Lauren Beukes) ha sido más difícil que nunca. Un aplauso, por cierto, por haber introducido un glosario al final del libro.
Al igual que Tade Thompson o Nnedi Okorafor, Lauren Beukes nos abre las puertas de un continente de contrastes extremos y que invita a reflexionar sobre esta África del presente a través de la ciencia ficción y fantasía.
Eloi Puig,
06/06/2022
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