Quizás son imaginaciones mías, pero estoy comprobando como la editorial Raig Verd se está especializando en acercarnos un género fantástico menos convencional de lo normal, también más sutil, feminista e introvertido, incluso; una fantasía reflexiva que busca tanto o más mostrarnos la esencia y la búsqueda interior que no rodearnos de sentido de la maravilla o embestir con personajes y tramas enérgicas o desbordantes. Un ejemplo claro es la fantasía y la ciencia ficción que la extraordinaria prosa de Ursula K. Le Guin nos brinda (por ejemplo, en el Ciclo de Terramar o con la obra maestra que es Los desposeídos), una autora que desde hace tiempo es un nombre insigne en Raig Verd.
Pero también Nnedi Okorafor se instala cómodamente en estas definiciones que comentaba. Hace un par de años nos llegaba Quién teme a la muerte, una historia africafuturista —como a ella le gusta definir su obra— y feminista que mezclaba géneros y que centraba su atención en una protagonista, una chica, Onyesonwu, que experimentaba en un ambiente inhóspito su propio crecimiento interior. También en Binti, la presente obra, encontramos una protagonista africana, en este caso, de origen himba —una etnia nómada ubicada al norte de Namibia, en Damaraland, más allá del lago de Etosha— lo que reafirma con insistencia la apuesta de la autora por el africanismo en este caso en una ambientación de ciencia ficción y mucho más enfocada al público juvenil.
Binti es, como comentaba, una chica himba que obtiene una beca para estudiar en una universidad galáctica, en un planeta lejano. No es poco. A Uni Oomza no va cualquiera y lo cierto es que el resto de terrestres que estudian son de otra etnia (en este caso inventada) llamada khoush —con un mensaje claro, evitando el eurocentrismo del mundo blanco—. Los khoush son una etnia tradicionalmente más poderosa y superior los himba. Y los himba nunca salen del Namib, del desierto. Los viajes interestelares son para los demás. Así que dejando de lado la lucha que deberá efectuarse Binti contra las tradiciones de su pueblo, también se tendrá que enfrentar contra el menosprecio de los khoush, aunque el escenario donde se desarrolla la novela es utópico y teóricamente igualitario.
Este es un punto fundamental: El futuro, como decíamos, utópico de la Tierra y de decenas de sistemas que parecen convivir en paz y armonía y que comparten conocimientos y filosofía en lugares como la mencionada universidad de Uni Ommza. Pero esto no es exactamente cierto. En su viaje, Binti chocará frontalmente con un ataque demoledor donde descubrirá una raza diferente, que parecen medusas flotantes, y la que no parece estar integrada dentro de esta galaxia utópica. Esto también es parte del sentido de la maravilla que se materializa con viajes estelares, naves vivientes o razas alienígenas.
Binti es un libro sobre los choques culturales i la falta de comunicación, también sobre los cambios y especialmente sobre la reafirmación constante de la propia identidad y cultura. Este es un tema importante, del que los catalanes tenemos bastante experiencia y del que deberíamos tomar nota si no queremos acabar desapareciendo como pueblo, y es quizás uno de los puntos con los que nos podemos sentir más cerca de los sentimientos de Binti. Ella, por ejemplo, utiliza su cabello cubierto de otjize, una especie de barro marrón propio del desierto más antiguo del mundo (el Namib) para, como decía, ratificar su identidad ante los khoush y otras especies extraterrestres. Sí, nos está diciendo: "Soy himba, pertenezco a un pueblo modesto, pero me siento orgullosa. Quiero que lo sepáis"
Nnedi Okorafor sabe muy bien cómo cultivar esta idea identitaria, de firmeza y tequedad. Ya lo hizo también en Quién teme a la muerte. Y es un acierto también que este razonamiento pueda expresarse en una novela corta y juvenil como ésta. Hay que tener en cuenta que Binti es humana y pertenece a una etnia modesta. Necesita recalcar su origen ante formas extraterrestres mucho más cultivadas que ella. Así pues, la autora nos ofrece una Binti que experimenta en esta utopía universitaria llena de seres completamente diferentes a ella:
"En promedio yo era bastante pequeña en comparación con la gente que me rodeaba y normalmente era la única humanoide, ya no digamos humana. (...) Haifa había descrito la manera humana de caminar como "movimiento poco eficiente" en comparación con la de casi todo lo demás, y tenía razón. Caminar siempre parecía muy lento y sin gracia, en comparación con deslizarse, flotar, hacer acrobacias, trepar, volar y transportarse"
Pero si bien el personaje de Binti está muy bien construido y nos invita a que empatizamos plenamente con ella, la historia de trasfondo que nos presenta Okorafor peca un poco de sencilla y también en cierta forma de inacabada. Hay hechos que la autora deja un poco de lado y que resultan primordiales para entender bien la línea argumental de la novela. Mientras que Okorafor se ha centrado en el maravilloso personaje de Binti y sus preocupaciones interiores (racismo, sentimiento de desconexión con la familia, soledad y búsqueda de compañía y amistad ...) no establece unas reglas muy claras sobre sus capacidades y sobre los objetos que lo acompañan durante la aventura.
Me explico: Binti es una maestra armonizadora y manipula mentalmente las matemáticas para encontrar respuestas y paz interior pero no entendemos como lo hace exactamente, qué proceso realiza para llevarlo a cabo. De eso, ella lo llama ramificar pero el concepto no se desarrolla y nos deja un poco frustrados. Por otra parte, también obtiene —casualmente— un objeto extraño que llama 'edan' que se lleva de la Tierra y que le ayuda en sus aventuras pero en ningún momento la autora nos explica cómo y por qué funciona (también es cierto que quizás lo hará en las secuelas de la novela). Okorafor introduce aquí el misticismo, en palabras propias, la autora identifica al 'edan' como un objeto místico yoruba. Este hecho resta algo de credibilidad a los asuntos que resuelve la Binti porque parecen estar ligados a aquella máxima de Deus ex machina que todo vale... al menos hasta que se nos explique qué es y de dónde proviene dicho objeto.
Raig Verd, muy inteligentemente, ha publicado también el cuento Fuego sagrado —escrito unos cuatro años más tarde, una vez Okorafor terminó la trilogía— que está ubicado cronológicamente a continuación de la novela corta. Es un acierto porque a través de este cuento observamos la adaptación de la muchacha himba a un mundo extraño como es la universidad galáctica y como sigue buscando respuestas para encontrar la calma que necesita. La excursión al desierto del planeta, similar pero diferente al Namib africano, será un viaje renovador que la hará conectar y descubrir una serenidad que no encontraba desde que se marchó de la Tierra.
Binti es un gran personaje, una muy buena manera de hacernos partícipes de muchos de los problemas que arrastramos en este pequeño mundo nuestro. Es, así mismo, un icono de la energía de la juventud y de sus ansias de conocimiento.
(...) "Padre me decía que la curiosidad era el último obstáculo a sobrepasar para convertirme en una maestra armonizadora. Si en algo no estábamos de acuerdo padre y yo, era en esto; yo creía que sólo podría ser fantástica si era bastante curiosa para buscar la grandeza "(...)
Ahora que ya he leído el primer volumen ya estoy situado. Tengo ganas de saber más acerca de las armonizaciones, las matemáticas y las ramificaciones y sobre los objetos de poder misteriosos. Espero con ansia la segunda parte para comprobar hacia dónde nos dirige Nnedi Okorafor, con la chica que sabía matemáticas y soñaba a aprender más... sin renunciar a sus orígenes.
Reconozco que me ha sorprendido el hecho de que una novela tan corta y que no se despliega por completo argumentalmente ganara tantos premios importantes (Hugo y Nebula, que se dice pronto) pero también entreveo una prosa atrevida de una autora que sabe acercarnos lo mejor de la filosofía y búsqueda interior en clave fantástica —muy en consonancia con el estilo leguinista—, con aventuras, seres extraños y sentido de la maravilla. Y no es fácil.
Eloi Puig
09/04/2021
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