L'ESTRANY
MIRATGE
(2021)

Enric Herce

Editorial:
Males Herbes
(2021)

Colección:
Distorsions

Núm: 80

Páginas: 303

¡Vamos allá!

Esta expresión tan simple podría ser perfectamente la puerta de entrada a cualquier novela de Enric Herce y en especial, también, el grito de guerra que podríamos gritar cuando nos adentramos en el intrigante y oscuro subgénero del Ciberpunk. Y claro, si combinamos al autor reusense y este subgénero nos topamos con la siempre interesante perspectiva por un lado de rejuvenecer un producto literario que en los años ochenta era el colmo de la ciencia ficción y que ahora parecía ya caduco y por otro de acercárnoslo en catalán una carencia (como tantas) dentro de nuestra literatura popular.

¡Vamos allá!

Porque, como comentaba, necesitamos energía para introducirnos en un mundo de alta tecnología y recursos que ahora sólo podemos soñar, porque tendremos ante nosotros una novela exigente que no será apta para todos los públicos y porque Enric Herce no suele ponerle las cosas fáciles al lector. Nos pide implicación y perseverancia ya que no siempre intuimos hacia dónde quiere ir a parar la novela, no siempre obtenemos la información necesaria para leer plácidamente.

¡Vamos allá!

Porque ahora toca hablar con cierta profundidad de L'estrany miratge, la segunda novela Ciberpunk de Enric Herce —aunque Simulacions de vida ya presentaba elementos— y que leo después de las fantásticas vibraciones que me produjo su relato “Anit, el Martí va tornar a parlar en somnis”. Una novela que ha alcanzado la meta de llegar a la final de los Premis Ictineu 2022 en la categoría de mejor novela escrita en catalán.

L'estrany miratge, nos trae una historia ambientada en un futuro no demasiado lejano, donde la tecnología y los implantes son el pan de cada día. Los hackers informáticos y las grandes corporaciones tienen guerras virtuales que en ocasiones se trasladan a la realidad en una novela coral con varios personajes y múltiples escenarios. Toparemos con gente enganchada a una droga sintética, el nyx, que sueñan con el futuro, quedaremos atrapados por las redes, las inteligencias artificiales, las nuevas religiones y creencias y las corporaciones, empresas titánicas que controlan el mundo, que gobiernan y establecen sus leyes.

Todo esto y más es el Ciberpunk de Herce. Un mundo en el que nada es sencillo y en el que todo parece desenfocado. O al menos esa es la sensación que tenemos en un primer capítulo en el que todo va demasiado rápido y donde el autor nos transmite su energía trepidante. Sin embargo, poco a poco controlaremos esta visión poco precisa y nos centraremos en una trama que da poco aire al lector y que empieza con un encargo de eliminación sencillo pero que comporta que alguien ponga precio a la cabeza de las hackers que la han efectuado. Y es que ha fallecido el heredero de una de la megacorp Holloway-Ikeda, una de las empresas terrestres más importantes. Pero éste es sólo el punto de inicio de una historia que juega entre las sombras de la novela negra y de esta ciencia ficción ciberpunk y que poco a poco alcanzará hitos más atrevidos con una intrigante trama que me recuerda a varios cuentos recientes que leí de Ken Liu en La chica oculta en torno a un tema clave: El futuro de la humanidad a través de las luchas intestinas de las redes y las IA's que pueden controlarlas. En definitiva, una evolución de la humanidad que puede desembocar en catástrofe.

Siguiendo un poco con el estilo que ya nos mostró en Estació Boira, ésta es una novela extraña, distorsionada. Por ejemplo, Herce describe de forma notable una ambientación excelente de los barrios bajos hacia el final de la novela y en cambio al principio de la historia parece dirigir las energías a la meta de unir un mosaico de ideas y personajes de los que no ves el dibujo, el resultado, hasta mucho más adelante. El mundo al revés. Al autor le gusta tejer la realidad de sus novelas de forma inconexa, no, ésta no es la palabra, más bien sería no lineal, con saltos hacia delante que abarcan hasta dos generaciones de hackers e inadaptados protagonistas y que nos presenta además un poco la evolución del sistema virtual en este sal de generación.

En esta visión futura, los elementos especulativos de control de la población no sólo vienen a través de la tecnología. También las nuevas creencias religiosas conllevan consecuencias a nivel global. Y derivan con prácticas distópicas. Un ejemplo es la creación de la Agencia de buenas costumbres virtuales, una censura pura y dura que contrasta con la libertad con la que hackers y otras profesiones del mundo virtual actuaban antes.

Creo sinceramente que ésta es una novela más satisfactoria que la anterior obra de Herce. Quizás porque la he encontrado más acabada, más redonda. Aún así, todavía me cuesta a veces seguir la trama con comodidad y especialmente empatizar con sus personajes (el hecho de que Herce tienda a escribir novelas corales es un handicap en este sentido) pero en cualquier caso, L’estrany miratge aporta buenas dosis de emoción y de sumergirnos en este universo tecnológico que empezó William Gibson con El Neuromante hace ya muchas décadas.

Enric Herce es hijo de esos ochenta, de sus ordenadores Commodore o Amstrad (y también de los MSX que como todo el mundo sabe molaban mucho porque triunfaban en Japón), de esos primeros intentos por ir más allá de lo que un ordenador aseguraba podía hacer. Todavía no existía la red de redes pero la imaginación de lo que podríamos alcanzar sí estaba allí, y se disparaba en nuestras mentes. La literatura ciberpunk entonces fluía por el mundo anglosajón (sólo hace falta hacer referencia a nombres como George A. Effinger por ejemplo) pero en nuestro país debíamos conformarnos con algunas películas futuristas y poco más.

Ojalá hubiéramos tenido entonces novelas como ésta, acercándonos al futuro que se vislumbraba entonces, al ciberpunk de forma natural y en nuestra lengua. ¡Pero vale más tarde que nunca!

¡Vamos allá!

Eloi Puig
11/03/2022