Había una vez un club de escritores,
un pequeño círculo de intelectuales ingleses que se
reunían para debatir ideas y para leerse lecturas propias.
Algunas de estas lecturas irían encaminadas a revolucionar
la fantasía del siglo XX y probablemente a asentar las bases
para una nueva fantasía contemporánea, un género
relativamente poco explotado hasta entonces; aunque ellos no lo
sabían y seguramente ni siquiera lo sospechaban. Uno de estos
amigos emperrados en escribir sobre nuevos mundos, sobre seres fantásticos
y en definitiva sobre cuestiones "poco serias" era un
tal Tolkien, y otro
era C.S. Lewis, autor de Las Crónicas de Narnia.
Que Tolkien y Lewis eran amigos y compañeros
es un hecho relevante pues los dos escribieron obras de fantasía
que probablemente pasarán a la historia y los dos se influyeron
mutuamente en sus escritos. El primero, ni que decir tiene, por
su magna obra: El
Señor de los anillos, pero también por su primera
novela, más enfocada a un público juvenil como fue El Hobbit. Lewis en cambio se dedicó
más intensamente a este segundo sector de público
y creó una larga saga de siete volúmenes, las mencionadas
Crónicas de Narnia, de la cual El sobrino del mago es la primera parte. Hace falta decir que este es el primer libro
cronológicamente hablando pero no el primero al ser publicado
puesto que la primera novela escrita de Las Crónicas de Narnia
fue El León, la bruja y el armario.
El autor quizás no es muy conocido por
estas latitudes, aun cuando las Crónicas ya habían
sido publicadas anteriormente tanto en catalán como en castellano,
pero en el Reino Unido ha estado durante muchos años un referente
de novela juvenil. Tengamos en cuenta también que la tradición
fantástica juvenil del Reino Unido es mucho más importante
que la nuestra y que obras como Alicia
en el país de las maravillas o Peter Pan han sido
siempre éxitos de ventas y de crítica. Las Crónicas
de Narnia no han sido una excepción.
Lewis diseñó una saga para ser
explicada en varios volúmenes pero más adelante escribió
más libros y los colocó en medio de los precedentes
para dar una mayor coherencia a su obra. Es el caso del sobrino
del mago, escrita cinco años tras el primer libro de las
crónicas y que nos explica la creación del mundo de
Narnia. De como unos niños que jugaban en unas buhardillas
son enviados a explorar otros mundos y sin quererlo liberan a la
bruja Jadis (que tomaría un gran protagonismo en El León,
la Bruja y el armario), y de como el león Aslan con su
cántico hace nacer el mundo de Narnia de la nada. Esta metáfora
divina del canto que origina la vida también fue usada por
Tolkien a la hora de crear la Tierra Media a través de la
canción de los Ainur. Y de igual forma, tal y como se forma
el bien, también se introduce el mal (en este caso encarnado
por la bruja Jadis) y por lo tanto la épica de la lucha del
uno en contra del otro. ¿Simple coincidencia? No, creo que
aquí se demuestra una vez más la mutua influencia
de estos dos autores. Seguramente su pasión por la mitología
nórdica (aun cuando Lewis utiliza una buena parte del bestiario
mitológico griego), sus ganas de inventar, de materializar
y de dar forma a ideas nuevas alimentó la creatividad de
los dos autores por caminos parecidos. Los dos además eran
firmes defensores de la fe católica (aun cuando Lewis la
había perdido y posteriormente recuperada a través
de Tolkien) y de los valores ingleses; y esto se demuestra muy claramente
en las aventuras aleccionadoras de los personajes infantiles de
Lewis.
El sobrino del mago es una magnífica
aventura infantil (ideal por todas las edades pero recomendada sobre
todo para las primeras lecturas largas de nuestros chicos, más
jóvenes incluso que los fans de Harry
Potter), un libro lleno de sospresas, humor y fantasía.
Las moralejas son sutiles y la diversión está aseguarada
(recuerdo con una sonrisa de complicidad algunos pasajes del libro
dónde los animales salvajes debaten si el tío Andrew
es un animal, un vegetal o un mineral). Lewis tiene la capacidad
de engancharnos a la novela con un ritmo trepidante y con una creatividad
fuera de duda.
Una vez se acaba este primero volumen, el escenario
está servido para que entre en acción El León,
la bruja y el armario. La aventura comienza...
Quizás habría que realizar
un último inciso, en este caso dirigido a la editorial: Las
portadas de esta edición son impactantes, magnífcas
y para variar la misma editorial ha sacado los libros tanto en catalán
como en castellano, lástima que la igualdad se haya quedado
aquí ya que el formato no es el mismo en los dos casos: En
catalán, tapa blanda, en castellano, tapa dura. Eso sí,
el precio prácticamente idéntico. ¿Llegará
el dia en que las diversas lenguas del estado serán tratadas
por igual?
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