Hace seis años y medio que terminé de leer La espada del destino.
Cómo pasa el tiempo ... recuerdo como si fuera ayer cuando compré de golpe tres novedades que en cierta manera revolucionaron la fantasía de este país: Juego de tronos, La estación de la calle perdido y El último deseo. Esta última, obra del más tarde conocidísimo Andrzej Sapkowski debía ser la puerta de entrada al universo de Geralt de Rivia, un personaje nacido para romper moldes en una fantasía heroica de alta calidad literaria. Y lo fue. Los dos primeros volúmenes de la serie, El último deseo y La espada del destino, recopilaciones de cuentos protagonizados por el brujo Geralt, fueron un éxito. Parece que la idea de la editorial era sacar dos libros al año más o menos y teniendo en cuenta que a partir del tercer volumen, reinaba una estructura en forma de novela y no de cuentos, decidí esperar a que salieran los siete volúmenes. Me prometí no caer otra vez bajo el efecto Martin y no poder seguir una saga que me encantaba por no estar traducida o escrita. Obviamente he faltado a la mi palabra y he comenzado otras historias inacabadas - Urnas de Jade, El nombre del viento... - pero ahora por fin, podré leer a Geralt de Rivia con coherencia e ininterrumpídamente... eso si la segunda parte de La dama del lago, el último volumen, no se hace rogar.
Pero he esperado más de seis años. La memoria falla y quería empezar con buen pie, así que he repasado los relatos que según mis notas tenían una vinculación más intensa con la presente novela: "Cuestión de precio" del primer volumen y "La espada del destino" y "Algo más" del segundo. Estos cuentos narraban el origen de la relación de Geralt con Ciri, la princesa sin reino que estaba predestinada al brujo. Los cuentos me han parecido tan intensos y bien narrados como entonces y he disfrutado como nunca releyendolos.
Con La sangre de los elfos, Sapkowski continúa la acción iniciada en los dos últimos cuentos mencionados y abre la narración a otras esferas pues ahora tenemos una novela que será seguida de cuatro más y con un solo arco argumental. Partimos de una serie de ventajas: conocemos los personajes principales, tanto física como emocionalmente (Geralt, Yennefer, Ciri, jasker ...) y por tanto nos podemos acomodar a un nuevo mundo que estalla ante nosotros. Para empezar encontramos un mapa donde ya podemos referenciar los reinos y la situación geopolítica, también se nos hacen breves incisos sobre la historia de cómo los humanos llegaron a estas tierras y comenzaron a instaurar un nuevo orden, desplazando poco a poco a los no humanos (elfos, enanos, dríadas, medianos ...) a los bosques o a la extinción. En el fondo es una historia conocida, muy tolkiniana, esta de arrasar con el viejo orden y provocar que los seres sobrenaturales vayan siendo olvidados.
El título de la novela no está elegido al azar: La sangre de los elfos es una expresión que lleva la ambigüedad al hablar tanto del derramamiento de sangre élfica -esto enlaza con los temas más épicos de la novela: el racismo, la expulsión de los elfos de sus hábitats, en definitiva parte del trasfondo argumental- pero también al referirse a la sangre que corre por las venas de nuestra protagonista: Ciri. En ella recae ser el centro de atención de la historia y la mayoría de los misterios que se van abriendo a su alrededor. No sabremos exactamente a qué sangre se refería el autor cuando buscó el título, pero seguro fue una elección meditada.
La trama argumental convierte la historia en una novela más coral, con muchísimos más personajes, que intervienen escalonadamente, hasta el punto que podemos decir que Geralt es poco protagonista en esta primera entrega; Ciri lleva sin duda esta pequeña gloria. Ya no nos encontramos ante una fantasía heroica que sigue el héroe - o anti-héroe- por donde va, ya no tenemos una sola línea de acción, ahora poseemos todo un abanico de posibilidades, intrigas, personajes, reinos, bosques, sociedades vivas ... y es leyendo La sangre de los elfos cuando notamos que los acontecimientos comienzan a precipitarse, estamos ante una fantasía más épica donde nuestro brujo albino no siempre conduce la acción sino que más bien se acomoda en el papel de acompañante.
Geralt y Ciri huyen de la destrucción del reino de Cintra y se instalan en Kaer Morhen, la fortaleza donde residen los brujos donde Ciri será entrenada en el arte de la espada. Pero el exterior va cociendo conspiraciones y amenazas. Por ahora Nilfgaard ha parado su acometida hacia los reinos del norte pero parece que el descontento de las razas no humanas, especialmente los elfos va en aumento hasta el punto que varios pelotones se han unido y se entregan a una pequeña guerra de guerrillas contra las sociedades humanas. Pero el principal problema para Geralt llega cuando descubre que prácticamente todas las potencias persiguen a su nueva pupila, Ciri, con intenciones desconocidas.
Sapkowsi es gato viejo, ya en el primer capítulo destaca la habilidad del autor para resumir a través de la interpretación de un poema los hechos relevantes de la vida de Geralt, Ciri y Yennefer, narrados en los volúmenes precedentes. Perfecto como recordatorio. Por lo demás, quiero resaltar las mismas virtudes que ofrecían los cuentos anteriores: un tratamiento del lenguaje sublime -la traducción del polaco ha tenido que ser complicadísima- al retratar perfectamente los diversos estamentos sociales: La incultura de los campesinos, la jerga de los comerciantes, la finura de la nobleza, no importa de qué raza sean, lo que importa es la educación que han recibido. También tenemos un gran tratamiento de las luchas: dinámicas, rápidas, llenas de tensión y breves. Y como no, aventura e intriga. Un cóctel que apenas Sapkowski empieza a remover.
Pero sobre todo destacaría los personajes y las razas que pueblan el mundo de Geralt: Grises todos ellos. Sapkowski apuesta por que todo el mundo tenga derecho a elegir si es fiel a un bando concreto o a sí mismo. Observamos la actitud de campesinos y comerciantes, pero también de guerreros, guardaespaldas y hechiceros. Muchos siguen su instinto y no siempre a los de su raza. Sapkowski ha sabido crear una confusión muy humana otorgando la ambigüedad a ciertos personajes que se debaten entre actuar según sus principios o según lo que manda la mayoría.
La ambientación donde se desarrolla la trama argumental no deja de ser en parte una alegoría sobre temas actuales en nuestro mundo: el ecologismo, la contaminación, la desaparición de especies. El autor le ha dado un toque ecológico a la novela, la cual se inclina a comparar implícitamente el papel del hombre en nuestro mundo: La explotación del medio ambiente y los recursos naturales, el fomento de guerra fraticida entre naciones, el racismo cultural y físico hacia razas no humanas ...
Pero todo esto es secundario, lo que importa es que después de más de 6 años sin acercarme al universo de Geralt de Rivia he disfrutado casi como el primer día. Es difícil valorar el libro teniendo en cuenta que sólo es el comienzo de una historia que se desarrollará a lo largo de cinco volúmenes, pero como siempre, me ha dejado satisfecho.
Eloi Puig, 19/12/09
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