Tiempo de odio es el cuarto volumen de la saga de Geralt de RiviA. Es un título que invita a pensar en hazañas épicas y grandes batallas, en momentos memorables pero también tristes. Al igual que pasaba con La sangre de los elfos, este título no es un simple encabezamiento del libro, es algo más. Los tiempos del odio son a la vez la época que a los protagonistas -Geralt y Ciri- les toca vivir pero también es una descripción de las consecuencias a que lleva la escalada de violencia entre Nilfgaard y los pequeños reinos del norte.
Unas consecuencias, unos tiempos de rabia y odio que repercuten sobre todo en la población civil, la que sufre en propia piel decisiones provenientes de nobles y reyes que marcan un antes y un después en muchas vidas. De hecho, los civiles, de forma muy pragmática a menudo les da igual quien sea el nuevo rey pues saben que sólo tendrán que cambiar el destino de los impuestos. Pero en los huérfanos y en los efectos colaterales de las guerras es donde Sapkowski quiere incidir especialmente como podremos comprobar en los últimos capítulos de la novela.
Tiempo de odio narra como Ciri y Yasmine llegan al congreso de hechiceros que debe postularse ante la creciente amenaza que supone el imperio de Nilfgaard. Allí salta la chispa que faltaba para que la guerra estalle finalmente entre los diferentes bandos. Estos no están del todo definidos pero eso da mucho juego a Sapkowski para jugar con traidores, delatores y personajes ambiguos. Muchos más personajes poblarán esta cuarta entrega de la saga y también mucha más magia, combates, muertes y desesperación. Y sobrevivientes, como se verá en un magnífico capítulo. Fantasía medieval mezclada con influencias propias del western. Nuevos destinos y nuevos descubrimientos. Geralt vuelve a tomar protagonismo pero Ciri sigue siendo el principal foco de atracción de la novela, un personaje que está destinado a ofrecernos mucho más de lo que parecía al principio.
La estructura de Tiempo de odio es de capítulos largos, casi todos ellos narrados de forma diferente: Desde un comienzo conducido de forma magistral por un mensajero sin importancia - pero donde el autor, como quien no quiere la cosa, nos narra qué tipo de trabajo tan importante hacen-, pasando por otros capítulos más descriptivos -la ciudad de Gors Velen- o informativos -la cena de gala de los hechiceros- y como no, algunos dedicados íntegraments a batallas y combates. En un capítulo ligado a través de una larga conversación entre Geralt y Jaskier, el autor da pequeños saltos en el tiempo y a menudo usa los flashbacks para resumir lo que ha pasado entre tanto. Una técnica que un año más tarde emplearía Martin en su Juego de tronos y que consigue unos efectos dinamizadores increíbles. Aquí, además, Sapkowski pone en boca de personajes secundarios el hilo de la acción y evidencia como en pocas páginas se puede proporcionar muchísima información directamente narrada por personajes atípicos.
Un capítulo perfecto, pero sin embargo de todos ellos destacaría la pequeña obra de arte que es la parte dedicada a la supervivencia de Ciri, todo un placer para la lectura. Sapkowski, pues, nos aporta algo más en este cuarto volumen y nos presenta hasta ahora el mejor libro de la saga, gracias a las altas cotas literarias del texto donde una vez más destacan por encima de todo los diferentes aspectos lingüísticos usados para marcar acentos, jergas y culturas.
La saga de Geralt de Rivia continúa muy viva. Ya tengo ganas de seguir leyendo
Eloi Puig, 28/12/09
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